Cinturones del Pirineo que marcan tendencia

Eriste es la propuesta de dos jóvenes emprendedores de Boltaña que encontraron la inspiración en su padre, un maestro artesano, y en la montaña.

El emprendedor zaragozano Arán Lozano trabaja junto a su padre en el taller.
El emprendedor zaragozano Arán Lozano trabaja junto a su padre en el taller.
Saúl Lozano

Artesanía y diseño, juventud y experiencia, se han unido para dar lugar a una iniciativa emprendedora que está llevando el nombre de Boltaña al resto del mundo. Se trata de Eriste, una joven marca dedicada a la fabricación de cinturones y pasadores realizados artesanalmente con madera y cuero.

Detrás de esta firma aragonesa se encuentran Arán y Saúl Lozano, dos emprendedores de este municipio oscense que encontraron la inspiración en el taller de su padre, un maestro artesano. "Queríamos darle un aire muy pirenaico a la marca, introducir la naturaleza en la ciudad, y que tuviera una connotación a la montaña. En base a eso, les pusimos a los productos nombres de ríos del Pirineo, como el Ara, que es de donde venimos, pero también de lagos –como Anayet y Millares– con los que vamos haciendo guiños a nuestra zona", explica el mayor de los hermanos, de 28 años.

Arán Lozano y su padre, Santiago Lozano, en el taller de Boltaña.

El espíritu de Eriste se basa en la reivindicación del trabajo realizado a mano, en la calidad de la artesanía y en la innovación del diseño. De hecho, toda la producción se realiza en un taller situado en la localidad oscense de Boltaña, en el corazón del Pirineo aragonés. Los tiempos de producción para fabricar los cinturones son dilatados, ya que cada producto puede llevar unos 50 minutos de trabajo artesano. "No es lo mismo fabricar un cinturón de piel, que puedes hacer 20 o 30 a la hora, que uno de estos que llevan varios días y van por etapas: haces el encolado de 50 en un día, el lijado en otro, etc.", detallan.

Para sus creaciones emplean una técnica meticulosa que consiste en unir finas láminas de madera con cuero para dar lugar a estos cinturones, disponibles en tres maderas diferentes: ébano, palo santo del Amazonas y zebrano. "Todas ellas provienen de la tala responsable y el cuero es de vacuno español. Además, trabajamos la raíz del fresno olivo -que es de aquí de la zona- para hacer los pasadores", señala Arán Lozano, uno de los fundadores de la marca que arrancó el pasado mes de diciembre tras un periodo de ensayo error para probar que el producto era "duradero" y se podía producir de una forma "rentable".

El taller donde nace esta iniciativa está situado a los pies del Pirineo oscense.

La inspiración para estos diseños la encuentran en el entorno y en el taller de su padre, un maestro artesano; y aunque emprender desde un municipio pequeño pueda parecer más difícil, para este joven emprendedor nunca ha sido un hándicap. "Ahora por internet puedes hacer muchas cosas y estar presente en todo el mundo. Antes se tendía a poner una capital para que te conociesen, y ahora puedes reivindicar tu pueblo como un lugar auténtico del que sale una manufactura extraordinaria que la puedes distribuir a todas partes. Los costes también son menores en un pueblo y la calidad del tiempo de inspiración que tienes aquí para mí es muy positiva", recalca.

Ahora el reto está en seguir llevando la marca a otras ciudades, a través de diferentes 'pop-ups' y otros eventos de moda con los que el nombre de Eriste y, por ende, el de Boltaña, sigan llegando tan lejos como sus cinturones. "Si trabajas las redes sociales, es fácil que te surjan muchas oportunidades. A nosotros nos han invitado sin exagerar a 20 'markets' entre Madrid, Barcelona y alrededores, y todo ha sido por lo que hemos proyectado en internet. Si tienes un comercio electrónico tienes que invertir en publicidad sí o sí, porque si no tu página es un cadáver, una más de los millones de páginas que hay”, afirma Lozano.

En la actualidad, desde su pequeño taller familiar de Boltaña, están realizando ya envíos a toda Europa y han vendido también varios ejemplares en Florida (Estados Unidos). "La gente del pueblo está muy orgullosa porque todo el mundo defiende lo que se hace aquí. Hemos encontrado mucho apoyo y eso te ayuda a sacar pecho. Para mí, el reivindicar el trabajo del Pirineo y de las zonas rurales que ahora parece que vuelven a tener algo de vida es algo importante. La gente que conoce un lugar así, tan idílico, puede hacer marca y llevar este rincón a la puerta de tu casa en París o a cualquier otra parte… Y a mí me encanta poder hacer eso”, concluye entusiasmado.

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