Mil parejas no casadas llevan a los tribunales la custodia de sus hijos cuando se separan

Alrededor del 40% llegan a un acuerdo amistoso, mientras que en el 60% de los casos es un juez el que decide.

Mil parejas no casadas llevan a los tribunales la custodia de sus hijos cuando se separan
Mil parejas no casadas llevan a los tribunales la custodia de sus hijos cuando se separan

Cada año, alrededor de 3.000 aragoneses deciden poner fin a su matrimonio, algunos a través de un divorcio, otros con una separación y unos pocos pidiendo la nulidad. La gran mayoría tienen una hipoteca en común, una cuenta corriente y muchos recuerdos que dividir. Uno de los mayores problemas llega cuando deben decidir cuál será la guarda y custodia de sus hijos: días de visita, pensión alimenticia, vacaciones... muchas cuestiones que en algunos casos se solventan de manera amistosa, pero que en otros tiene que ser un juez el que decida qué es lo mejor para el menor. Sin embargo, ¿qué ocurre cuando no están casados?

Separación de parejas no casadas

Las relaciones van y vienen. En ese transcurso, al menos, 923 parejas (no casadas) tuvieron que decidir en 2016 cómo dividirse la custodia de sus hijos. Y esto engloba solo a aquellos padres que consideraron conveniente registrarlo en un juzgado para que no hubiera ningún problema legal, ya que otros (cuyo número es imposible de cuantificar) prefirieron llegar a un acuerdo privado. “Cuando uno finaliza la convivencia y tiene algún hijo es obligatorio que formalice la guarda y custodia del menor. Lo recomendable es que el acuerdo pase por un juzgado, pero siempre hay algunos que deciden realizar un documento privado”, recuerda María Cristina Chárlez, abogada especialista en derecho civil y de familia. Por ello, estos últimos no aparecen en las estadísticas.

Chárlez recalca la importancia de que ese documento pase por un juzgado, aunque se haya realizado de mutuo acuerdo. “Así se evitan tanto problemas fiscales (deducciones por el pago de la pensión, por ejemplo) como los relacionados con la custodia. Por ejemplo, puede darse el caso de que una expareja haya acordado que el domingo a las 18.00 el niño cambia de vivienda, pero una de las partes no lo lleva. Si el acuerdo no está en el juzgado, no se puede denunciar ni hacer ejecutar la sentencia (porque no existe)”, señala. No obstante, reconoce que hay situaciones en las que ambas partes cumplen todo lo acordado y no se genera ningún problema.

Los trámites a seguir son los mismos que en caso de divorcio. “En sí que hay un niño, todo pasa por el juzgado de familia y la situación es similar. Se tiene que decidir la custodia, la pensión y otras cuestiones relacionadas con el menor. Si se llega a un acuerdo, se firma y no hay más problemas. Si no, es el juez el que toma la decisión”, afirma. No obstante, no hay que olvidar que muchas de estas exparejas han llevado una vida de casados, aunque no han firmado ningún documento.

“En la mayoría de los casos tienen una hipoteca, una cuenta corriente y un préstamo para el coche común, además de los hijos”, señala Chárlez. De este modo, los tramites son iguales, aunque con alguna cuestión adicional: “A no ser que se haga un documento, similar a la separación de bienes, en el que se puntualiza lo que cada uno ha aportado a la cuenta y demás cuestiones; se entiende que están en un régimen de gananciales y se divide todo entre dos. Si, por ejemplo, los padres de uno les han prestado dinero para una reforma que después iban a devolver, se pierde”. Además, recalca que, al no haber boda, durante el tiempo que ha durado la relación, la declaración de la renta no se realiza de manera conjunta, “por lo que conlleva más gastos”.

Una situación “habitual”

Cada año son más las parejas que terminan su relación y, al tener un hijo en común, acuden a los juzgados para dejar constancia de cuáles son los términos del acuerdo al que han llegado. Por ejemplo, en los últimos cinco años, este volumen de relaciones han pasado de ser unas 570 anuales a más de 900, lo que supone un incremento de casi el 62%.

“El mayor aumento se ha percibido en los dos últimos años. Ahora son más comunes las parejas no casadas (solo se incluyen en las estadísticas las que tienen hijos, el resto todavía no están contabilizadas) que se separan que los divorcios”, reconoce Chárlez. Según detalla, estas personas suelen tener entre 30 y 35 años, mientras que los divorcios y separaciones son más comunes en personas de más edad: “La mayoría de las familias jóvenes que vienen por el despacho no están casadas”.

Lo más normal en estas situaciones es que los padres no estén de acuerdo en cómo gestionar la guarda y custodia de sus hijos. Así se evidencian en los datos registrados, que muestran que el 58,2% de los acuerdos no han sido consensuados, es decir, que el juez es el que ha terminado decidiendo la mejor opción para el menor. Por el contrario, en el 41,8% de las situaciones, la pareja ha decidido de mutuo acuerdo cómo organizar las visitas.

Cabe destacar que en los últimos años ha ido aumentando el porcentaje de personas que llegan a un acuerdo. De hecho, hubo un año en el que las guarda y custodia consensuadas solo suponían el 34% del total en Aragón. “Tanto los jueces como el Gobierno de Aragón están incentivando la mediación, ya que es lo mejor para los hijos, especialmente si son pequeños”, señala Chárlez.

Los divorcios vuelven a descender

Hasta ocho familias se rompen al día en Aragón. Esta es la otra cara del informe del CGPJ, en el que se señala que el año pasado se disolvieron un total de 2.893 matrimonios en la comunidad aragonesa. Esto supone un descenso del 10% en comparación con el año anterior, cuando se registraron 3.165 rupturas matrimoniales. El descenso se ha percibido tanto en las separaciones como en los divorcios, aunque estos últimos siguen siendo mucho más numerosos.

Por su parte, a nivel nacional, en 2016 se registraron 119.859 demandas de disolución matrimonial, lo que supone una disminución del 7,8% respecto a las de 2015.  Chárlez atribuye el descenso tanto autonómico como nacional al aumento de las separaciones entre parejas no casadas. “Cada vez hay menos bodas, por lo tanto, hay menos gente que se pueda separar o divorciar, por el contrario, los jóvenes siguen formando 'familias'. Primero se van a vivir juntos, después llega la hipoteca, los niños y, en algunas ocasiones, la relación no funciona y se acaban separando; pero no están casados y por lo tanto no hay un proceso de divorcio”, afirma.

Comentarios
Debes estar registrado para poder visualizar los comentarios Regístrate gratis Iniciar sesión