La DGA estudia el uso de perros adiestrados para dar protección a mujeres maltratadas

Las víctimas deberán reunir ciertas características para que se les asigne uno de estos animales, preparados no para atacar sino para frenar una posible agresión.

El Observatorio de Justicia y Defensa Animal pide modificar el Código Civil para que los animales no se consideren 'bienes'.
La DGA estudia el uso de perros adiestrados para dar protección a mujeres maltratadas
Guillermo Mestre

El Gobierno de Aragón tiene sobre la mesa un proyecto esperanzador para las mujeres maltratadas. Todavía es embrionario, pero si los distintos responsables en la lucha contra la violencia machista lo avalan, se convertirá en un potente instrumento de protección para las víctimas. El proyecto, denominado ‘Spyky’ por sus creadores, trabaja ya en el adiestramiento de perros pastores belgas malinois para convertirlos en los mejores compañeros que puedan plantar cara al agresor de una mujer. No los están educando para atacar, pues esta no es la filosofía, sino para plantar cara al maltratador, evitar que pueda llevar a cabo su propósito y dar tiempo a la víctima a protegerse en el momento crítico y llamar a la Policía.


Pero siendo que todo lo anterior es prioritario, no lo es menos que la mujer se sienta segura, gane en autoestima y confianza y sea capaz de rehacer su vida sin miedos. "Se trata de que pueda salir a la calle, ir a su trabajo, a comprar, llevar a sus hijos al colegio o al parque, montarse en un autobús..., en definitiva, vivir libre y sin temor a que su agresor pueda hacerle daño de nuevo", explica Javier Bellot, impulsor, junto al adiestrador de perros Nano Beltrán, de ‘Spyky’.


Por esa razón, gran parte del trabajo es emocional y afectivo, para alcanzar un vínculo entre ambos y paliar las disfunciones emocionales que sufren las víctimas. "El objetivo es dar la máxima seguridad en los momentos necesarios y al mismo tiempo disfrutar del cariño que cualquier mascota aporta cotidianamente a cualquier persona o familia, con lo beneficioso que supone también para los niños", señala Bellot, que recuerda que los pastores belgas son perros cariñosos, afectivos, dóciles, valientes y sacrificados.

Formación de la mujer

Nano Beltrán es el encargado de educar a los animales, tarea en la que suele emplear un año. Explica que su trabajo no es preparar al animal para morder ni matar (deben llevar un bozal de impacto y lo que hacen es golpear), sino para defender a la mujer en el momento en que la víctima coge del arnés al perro y le dice la palabra clave que lo activa inmediatamente y lo pone en guardia. A partir de ese instante, Ulises, como han decidido llamar a los perros adiestrados para este fin, se pegará como una lapa a su Penélope (nombre genérico que dan a las víctimas) y reaccionará ante el agresor si amenaza la integridad de la mujer sin necesidad de que esta dé ninguna orden.


Pero para lograr esa compenetración es obligatorio que la víctima pase también por un curso de capacitación, pues no todas pueden ser idóneas y, sobre todo, deben recibir la formación de los especialistas. En las pocas iniciativas parecidas a esta que han empezado a probarse en España, son los psicólogos y expertos quienes evalúan si es la medida adecuada para cada caso concreto, pues no hay que perder de vista que son mujeres que han pasado por situaciones desequilibrantes psicológicamente y tienen que recuperar su personalidad, control y confianza.


"La mujer debe pasar un curso de entre 200 y 250 horas, durante las cuales trabaja con el animal para lograr un vínculo afectivo entre ambos. Con el perro trabajamos normalmente un año", explica Nano Beltrán. Habla con pasión de los pastores belgas malinois: "Son perros extraordinarios, cariñosos y valientes. Para ellos proteger es su trabajo, su función. Son felices trabajando".


Además de encontrar la mujer idónea, la unidad familiar de acogida del animal también debe responsabilizarse de las necesidades intrínsecas del perro, como la higiene, el alimento o los paseos.


La iniciativa ‘Spyky’ va dirigida a las mujeres con órdenes de protección judicial y es perfectamente complementaria con cualquier otra medida que decidan los tribunales. Javier Bellot ha analizado las cifras y explica que la opción de contar con un perro adiestrado estaría indicada, inicialmente, para los casos que los jueces valoren como de máximo riesgo, lo que puede suponer un 20% de todas las órdenes de protección que se emiten (720 en 2015 en Aragón).

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