Navidad de belenes y árboles

La mayoría de aragoneses decorará sus casas este puente de la Constitución, con ramas verdes o figuritas.

El nacimiento de la plaza del Pilar de Zaragoza es a tamaño natural.
El nacimiento de la plaza del Pilar de Zaragoza es a tamaño natural.
J. C. Arcos/Heraldo

Como la famosa pregunta sobre el huevo y la gallina, puede asaltar la duda de qué fue antes en Aragón, si el belén o el árbol de navidad. Y la respuesta depende de la celebración en sí: si hablamos del solsticio de invierno, el árbol podría llevar ventaja. Si es sobre la Navidad en sí, el protagonista sería el belén.


En la Península los adornos vegetales decoraban las casas de los celtas mucho antes de que naciera Jesucristo. Y, por intercambio cultural, seguramente también las de los celtíberos que poblaban las tierras aragonesas. El solsticio de invierno era un momento de recogimiento y oración, el sol moría y resucitaba al tercer día, y la manera de favorecer el triunfo de la naturaleza era colgar ramas en los hogares. Ese fue el precursor del árbol de Navidad, tradición que en las culturas nórdicas de ha mantenido incluso 2.000 años después.


Pero en Aragón y el resto de España el belén ha sido el adorno navideño por excelencia. Según el historiador José Antonio Adell "la decoración de las casas aragonesas por Navidad se inició a finales del siglo XIX, aunque en algunos monasterios o palacios ya desde el siglo XV se instalaron belenes. La celebración navideña es anterior, claro, aunque con mayor frugalidad". Y Adell recuerda que "el primer belén fue preparado, según cuentan, por San Francisco de Asís en una cueva en 1223, intentando imitar el humilde nacimiento de Jesús. Anteriormente existe constancia, por restos arqueológicos, de que en las catacumbas se colocaron figurillas de Navidad".


La tradición de celebrar las fiestas con un nacimiento comenzó en España precisamente con San Francisco de Asís. "En el año 1214 el santo peregrinó a Santiago. Y a su regreso, dice la tradición que pasó por Monzón (Huesca). En la ciudad se ubicó en 1235, fuera de las murallas, el convento de San Francisco", cuenta el historiador. Y todo ello hace pensar que la tradición belenística de Monzón llega por esa presencia franciscana desde hace tantos siglos.


En la Baja Edad Media, para estimular el culto y el simbolismo navideño se preparaban escenas de nacimientos y algunos de los belenes eran vivientes. "En la actualidad han resurgido con fuerza en Aragón este tipo de conjuntos: Estadilla, Sena, Fraga, Villamayor, Novallas, Villalengua, San Blas, Villel...".


En ese debate sobre árbol y belén, José Antonio Adell destaca que el abeto decorado "comenzó a popularizarse en el XIX, aunque en Aragón teníamos ya una tradición anterior, vinculada al mundo vegetal, como es la tronca de Navidad o cabirón, que se enciende en Nochebuena. Presidía las celebraciones de estos días, mientras los niños obtendrían de él en la mágica noche dulces, juguetes y regalos". Hoy en día conviven ambas tradiciones "aunque el belén es más nuestro, del ámbito mediterráneo. El árbol llega de tierras germánicas y nórdicas, aunque ha terminado por imponerse. Pero debemos felicitar todas las iniciativas que ayuden a popularizar la Navidad".

Rutas de belenes

Existen en Aragón decenas de belenes que sorprenden por su larga tradición, gran detallismo o popularidad. La provincia de Huesca destaca por su conocida Ruta del Belén que, a partir del tradicional nacimiento de Monzón, propone conocer otros hermosos conjuntos navideños en Alcolea, Barbastro, Binaced, Boltaña, Esplús, Estadilla, Fraga, Graus, Lagunarrota, Peralta de la Sal, Pomar de Cinca, Sena, Tamarite y Torreciudad. En la capital oscense, es conocido el conjunto de la catedral, el de la parroquia de Santiago Apóstol, la iglesia de San Pedro o la Diputación.


En la provincia de Zaragoza, la comarca de Tarazona y Moncayo reúne 29 conjuntos. Destacan los de Añón de Moncayo, Grisel, Lituénigo, Malón, Moncayo, Novallas, Santa Cruz de Moncayo, San Martín de Moncayo, Tarazona, Torrellas, Trasmoz y Vera del Moncayo. También tiene gran tradición la ruta que ofrece la localidad de Calatayud y los nacimientos de Borja. En la capital zaragozana son conocidos los belenes de las Hermanitas de los Ancianos Desamparados, del Museo Diocesano, de las sedes de Ibercaja, Caja Rural de Teruel y de Bantierra, así como los de la Casa de Amparo, las Hermanas del Sagrado Corazón y el belén sumergido del Acuario de Zaragoza.


En Teruel, destacan los nacimientos de la comarca de la Sierra de Albarracín, con nueve belenes en Albarracín, Calomarde, Gea de Albarracín, Griegos, Saldón y Torres de Albarracín. Es famoso el belén monumental de Alcañiz. En Teruel capital, destacan los de los Franciscanos, San Pedro, San León, Asilo de san José y el belén viviente de la plaza del Seminario.

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