El consejero de Desarrollo Rural y Sostenibilidad, Joaquín Olona, ha asegurado que su apuesta para apoyar la agricultura tradicional no es conceder ayudas en función del producto que se cultiva, sino de la viabilidad de los proyectos, de la capacidad y formación de los agricultores y de la productividad del trabajo.

El diputado de Ciudadanos Ramiro Domínguez ha interpelado a Olona en el Pleno de las Cortes acerca de las políticas de apoyo a la agricultura tradicional, especialmente de productos de gran valor añadido.

Olona ha apuntado que no comparte favorecer enfoques sectoriales ni ayudas específicas para uno u otro cultivo, porque "no son los sectores los que generan productividad y empleo", sino las empresas.

Por eso, su objetivo es favorecer enfoques "horizontales" para que los agricultores tengan las "mejores condiciones", además de formación, información y tecnología, y que sean ellos los que decidan qué quieren cultivar.

Ramiro Domínguez ha estimado, sin embargo, que la globalización es "una oportunidad" para productos tradicionales, de calidad reconocida y que pueden generar valor añadido, como la trufa negra, el azafrán, la alcaparra, el aceite o el vino, y le ha pedido a Olona un plan a largo plazo para impulsarlos.

A su juicio, con un pequeño impulso por parte de la administración, estos productos pueden llegar a ser rentables a medio plazo, además de que pueden contribuir al asentamiento de la población en el medio rural y a combatir el envejecimiento y la despoblación.

Para Olona, sin embargo, la política agraria debe de centrarse en mejorar la productividad del trabajo, más allá que la de la tierra, con el objetivo principal de incrementar la renta agraria.

Y ha insistido en que los enfoques sectoriales de las ayudas, como en su origen tenía la PAC, hasta su desacoplamiento, se han demostrado "erróneos".