¿Puede un bus funcionar con energía eólica?

Tres estudiantes de la UZ han ganado un premio nacional de energías renovables con su proyecto basado en convertir la energía eólica en hidrógeno para los autobuses del futuro.

Teresa Guégués, Patricia López y Ricardo Magdalena.
Teresa Guégués, Patricia López y Ricardo Magdalena.

¿Cómo mejorar el uso de las energías renovables? Esta pregunta rondó por la cabeza de Teresa Guégués, Patricia López y Ricardo Magdalena, alumnos de la Universidad de Zaragoza, durante varios días hasta que finalmente decidieron crear el proyecto 'Aprovechamiento de energía eólica en forma de hidrógeno'. Con él, ganaron el primer premio del University Challenge 2016 de energías renovables de EDP Renováveis y la Fundación EDP. “Cuando acudimos a la charla en la que nos explicaron las bases del concurso y su propósito, decidimos hacerlo juntos ya que coincidíamos diariamente en las clases del máster en Energías Renovables y Eficiencia Energética”, explica Patricia.


Durante las primeras semanas realizaron una lluvia de ideas para intentar encontrar el tema que más les entusiasmara dentro de las energías renovables. “En esta parte nos ayudó mucho nuestro amigo y doctorando Maik Reder, ya que fue el que nos sugirió la idea”, recuerda Ricardo. Finalmente decidieron realizar un proyecto que contempla la renovación, con vehículos de hidrógeno, de parte de la flota de autobuses de la ciudad de Zaragoza. Este combustible se obtendría de manera 100% renovable en los parques eólicos de la provincia.


Tras más de cinco meses de duro trabajo, en julio presentaron el documento que la pasada semana fue premiado. “Analizando la situación de Aragón, se dieron cuenta de que hay una gran cantidad de parques eólicos (87, la gran mayoría en la provincia de Zaragoza). Sin embargo, no se aprovechan todo lo que se podría ya que la energía no se puede almacenar en baterías porque aún son muy ineficientes”, explica Amaya Martínez, coordinadora del estudio.


Por ello, su propuesta se centra en utilizar el potencial eólico no aprovechado para la producción de hidrógeno. “Este combustible se produce a partir del agua, a la que es necesario aplicar una corriente eléctrica, que provendría de la producida por los aerogeneradores eólicos. Entonces, en los momentos en los que exista viento, pero la demanda de energía eléctrica no sea grande; en vez de desconectar los aerogeneradores, pasaremos esa electricidad generada a los equipos que producen el hidrógeno, que reciben el nombre de electrolizadores”, sostienen.


De este modo, se obtendría hidrógeno 100% renovable. Sin embargo, la principal desventaja que presenta es que su volumen en estado gaseoso ocupa mucho más espacio que otros combustibles líquidos como el diésel, lo que se traduce en contenedores más grandes para almacenarlo. Ante esta situación proponen dos soluciones: comprimirlo hasta presiones muy elevadas (proceso que suele tener un elevado coste) o almacenarlo en las tuberías de Gas Natural que se encuentran en desuso.


La segunda parte de su estudio es un proyecto piloto en la ciudad de Zaragoza. “Como en el año 2030 se espera que los autobuses de hidrógeno sean un medio de transporte común en toda Europa, proponemos sustituir un total de 12 vehículos de tres líneas urbanas de Zaragoza”, sostienen. Una iniciativa que podría dar un beneficio de unos 54.000 euros anuales, al cambiar el tradicional diésel por el hidrógeno. “Una rentabilidad que podría ser superior cuando los autobuses de hidrógeno se fabriquen a gran escala y su precio se reduzca considerablemente”, detallan.


El plan de viabilidad económica se centra en que el parque eólico ya está construido y solo sería necesario poner en marcha la planta de producción de hidrógeno, la de almacenamiento y la compra de los autobuses. “Es un puzle del que tenemos todas las piezas, y simplemente hay que unirlas”, aseguran. Asimismo, Teresa considera que es el momento de construir la infraestructura necesaria para almacenar el hidrógeno, ya que aunque nosotros centramos la experiencia en la flota de autobuses, se podría ampliar a otros usos como la calefacción de las viviendas.

Un proyecto de futuro

Los tres alumnos todavía no terminan de creerse que han sido los galardonados de esta edición. “Sabíamos que teníamos un proyecto bueno, pero no pensamos que sería elegido como el mejor”, puntualiza Ricardo. Una percepción que mantienen sus otras dos compañeras. A día de hoy, los tres tienen sus propios caminos (a la espera de presentar el Trabajo Fin de Máster el próximo mes), pero no descartan volver a unirse si la propuesta que les hizo la empresa EDP de poner en marcha el proyecto prospera.


Patricia ha vuelto a su ciudad natal, Madrid, donde está trabajando en una empresa de ingeniería. Por su parte, Teresa, natural de Portugal, está colaborando con la Fundación CIRCE, perteneciente a la Universidad de Zaragoza, y Ricardo está valorando varias opciones, entre las que destaca la continuidad con el proyecto o empezar un doctorado en el campo de las energías renovables. “En estos días han comenzado las primeras conversaciones entre EDP, la Fundación CIRCE y la Universidad de Zaragoza para intentar que se puede poner en marcha la propuesta en Zaragoza”, detalla Teresa.


Las negociaciones todavía están en un estado incipiente, pero todos ellos destacan la predisposición de la empresa a poner el proyecto en marcha. “Nada más darnos el premio, nos preguntaron cómo se podría llevar a cabo y se mostraron muy interesados en hacerlo, incluso, llegando más allá de la energía eólica. A día de hoy estamos a la espera de ver cómo termina todo, pero si finalmente no saliera adelante, intentaríamos movernos y buscar otras alternativas para ponerlo en funcionamiento”, sostiene Ricardo.

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