La devaluación de sus terrenos eleva a 57 millones el agujero de Zaragoza Alta Velocidad

La deuda con bancos y constructoras alcanza los 292 millones, pero el suelo del Portillo y Delicias solo se valora ahora en 235.

El traslado de las dependencias del ADIF del Portillo a Delicias, así como la posterior demolición de la vieja terminal y la urbanización de los terrenos, sigue pendientes.
El traslado de las dependencias del ADIF del Portillo a Delicias, así como la posterior demolición de la vieja terminal y la urbanización de los terrenos, sigue pendientes.

Los problemas económicos y financieros de la sociedad pública Zaragoza Alta Velocidad se han convertido en un auténtico quebradero de cabeza para las tres instituciones que participan en su capital, los gobiernos central y autonómico y el Ayuntamiento de Zaragoza. Su agujero contable no para de crecer y se eleva ya a 57 millones de euros como consecuencia de la depreciación de los suelos ferroviarios de Delicias y del Portillo, con cuya venta se debería cubrir la deuda con los bancos que financiaron las obras del convenio del AVE y con 22 de las constructoras que las ejecutaron.


La compañía, que está al borde su disolución, adeuda 291,6 millones de euros, pero será incapaz de devolver este dinero con los ingresos por la venta de las parcelas ferroviarias y la de Arcosur que aportó en su día el Ayuntamiento de Zaragoza. La constante depreciación de los terrenos ha hecho que su valoración inicial de 574 millones se haya reducido al cierre del pasado ejercicio a tan solo 234,7 millones. Es decir, los suelos se han devaluado en 339,6 millones, lo que representa más de la mitad del cálculo inicial.


Uno de los problemas de la sociedad reside en que la sangría contable que sufre por la depreciación de los terrenos parece que está aún lejos de haber acabado. En las cuentas de 2015 se deterioró la valoración de sus terrenos y solares en 28 millones, mientras en 2014 dicha depreciación fue algo menor, 16,3 millones, según consta en la documentación oficial aportada a todos los consejeros.


La situación aún es más preocupante por el hecho de que Zaragoza Alta Velocidad es incapaz de vender las parcelas. Hasta cuatro subastas de suelo han quedado desiertas en los últimos nueve años, la última en la pasada primavera, cuando no se logró que ni una sola empresa presentara siquiera una oferta por las dos parcelas situadas frente a la estación de Delicias.


La sociedad pretendía obtener 41,8 millones de euros por los dos solares, cuyo precio de salida no está dispuesto a rebajar en el proceso de negociación que ha abierto, también con poco éxito por el momento. Fuentes del sector inmobiliario señalaron que si se reduce el precio vigente, que coincide con el de tasación, afectaría en cadena al resto de parcelas y, por tanto, el agujero contable sería aún de mayores proporciones.


Los 44,7 millones de pérdidas con los que se cerró el pasado ejercicio han provocado un grave desequilibrio patrimonial, que obliga a los tres socios institucionales a hacer una inyección millonaria para evitar la disolución.

Obras pendientes


Esta crítica situación económica y financiera deja aún más en el aire la ejecución de las tres actuaciones recogidas en el convenio del AVE que siguen pendientes a estas alturas, cuyo coste es igualmente millonario. En este paquete se incluye el traslado de las dependencias del ADIF que permanecen en la antigua estación del Portillo al vestíbulo de llegadas de la intermodal y la posterior urbanización de los terrenos, que conlleva la demolición de la terminal. También siguen pendientes las obras de urbanización de los suelos ferroviarios situados detrás del centro comercial Augusta, el denominado barrio oeste, que incluye la recogida neumática de basura y dos parques equipados.


La realidad financiera de la sociedad ya llevó al ADIFy al Ayuntamiento a renunciar hace cuatro años a "determinadas actuaciones" del convenio del AVE cuyo coste se estimaba en 148 millones.

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