Un geólogo de la Universidad de Zaragoza atribuye el deslizamiento en la A-23 al talud abierto en la montaña

Antonio Casas señala que la opción elegida para la zona no fue la más adecuada.

Imagen del desprendimiento de rocas en el Monrepós.
Imagen del desprendimiento de rocas en el Monrepós.
Rafael Gobantes

El profesor de Geodinámica Interna de la Universidad de Zaragoza Antonio Casas atribuye el deslizamiento de la ladera que se desplomó sobre un tramo de la autovía A-23 a su paso por Nueno al "talud desfavorable" que se hizo en la montaña cuando se ejecutó la obra.


Casas asegura que la pared de piedra que abrieron las máquinas está conformada por un tipo de roca arenisca muy compacta pero con muchas fracturas, por las que entra el agua y el hielo.


Según este experto, la presión ejercida por el agua y el hielo y los propios movimientos del terreno pueden agravar la situación de las fracturas y desencadenar deslizamientos similares en el tramo afectado.


A su juicio, la opción que se eligió para la zona no era la más adecuada para el tipo de terreno montañoso ni fue condicionada por unos estudios geológicos "más exigentes" de lo que pide la actual normativa para los grandes proyectos de infraestructura.


El geólogo considera que esta forma de actuar es "tristemente habitual" y advierte de que en zonas de orografía complicada como los Pirineos "no se pueden hacer las cosas de esa manera", por lo que hay que "resignarse" a ejecutar carreteras de proporciones menores y adaptadas al terreno.


Casas, para quien en el diseño de la obra pública se tiene "muy poco respeto" a las zonas de montaña, señala que la zona afectada ya tiene un "historial de deslizamientos" previos que apuntaba a problemas futuros de inestabilidad. Una inestabilidad, añade, que puede detectarse en otros puntos de la red viaria que atraviesa los distintos valles del Pirineo aragonés.


Este experto asegura que entre la comunidad científica de geólogos existe el "sentimiento" de que en la obra pública se cumple con la normativa vigente, pero sin ir "más allá" de lo legalmente establecido en terrenos con características complejas.


Ha subrayado a este respecto que algunas de las casas que se hundieron en la zona de las dolinas de Zaragoza cumplían con una normativa que se ha revelado "escasa".


Por esta razón, ha incidido en la necesidad de "mirar más allá" de lo establecido en la actual normativa vigente y analizar con más detenimiento y profundidad las características geológicas del terreno.


El profesor universitario admite que proyectos como el recrecimiento del embalse de Yesa se adecúan a la actual normativa, pero advierte que los movimientos de ladera detectados exigen valorar con mayor profundidad los estudios geológicos del terreno.

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