Acciona empieza a reconstruir la autopista autonómica, dañada por la riada de 2015

Las estructuras de hormigón previstas para los pasos inferiores de la ARA-A1 llegaron ayer y la previsión es que el tráfico recupere la normalidad en primavera.

Una grúa colocaba ayer las piezas prefabricadas de hormigón de los pasos inferiores dañados.
Una grúa colocaba ayer las piezas prefabricadas de hormigón de los pasos inferiores dañados.
OLIVER DUCH

Casi un año después de que la última crecida del río Ebro se llevara por delante un tramo de la autopista autonómica (ARA-A1), la empresa concesionaria ha comenzado esta semana el grueso de los trabajos de reconstrucción. El objetivo es que el tráfico recupere la normalidad la próxima primavera, para lo que antes se deben rehacer el talud y los dos pasos inferiores que la crecida rompió. La contratista, Acciona, levantó ayer parte de una de las estructuras de hormigón que permitirán reponer dos de los caminos existentes bajo la autopista, utilizados por los agricultores para llegar a los campos de labranza situados en la margen izquierda.


Las obras se acometerán por fases, ya que se pretende garantizar la circulación en todo momento por este paso de tan solo 5,3 kilómetros que une el eje viario de Barcelona (la AP-2 y la N-II) con la carretera de Castellón (N-232), a la altura de los municipios de Villafranca de Ebro y El Burgo de Ebro.


Las gigantescas piezas de hormigón que darán forman a los dos pasos inferiores dañados por la crecida llegaron ayer por la mañana y con la ayuda de una grúa pesada se comenzaron a poner en su sitio, como si fuera un mecano.Lo hicieron sobre la losa de cimentación que servirá de apoyo, que a su vez se hormigonó sobre los terrenos previamente saneados tras la crecida.


Un informe encargado por la DGA sobre las causas de la rotura de la ARA-A1 concluyó que la fuerza del río socavó la estructura al no haberse ejecutado los rellenos de piedra previstos bajo los pasos inferiores, de dos metros de espesor.


Su estructura, de ocho metros de anchura y cinco de altura, estaba construida en hormigón y descansaba en zapatas del mismo material. El problema es que la corriente de agua se llevó la tierra situada justo debajo, generando un gran socavón, por lo que al carecer de un apoyo, el paso inferior se acabó desplomando y se abrió una brecha de 50 metros en la autopista. El otro paso dañado se acabó derribando porque estaba literalmente en el aire.


Acciona se gastará algo más de dos millones de euros en reparar la infraestructura, además de la sanción impuesta por la Administración autonómica, fijada en 484.289 euros y que recurrió la empresa el pasado verano. Tras reponer el tráfico de forma provisional, ahora está reconstruyendo los dos carriles situados aguas arriba (sentido Villafranca de Ebro-El Burgo de Ebro) y en unas semanas se desviará la circulación a esta calzada para acometer los mismos trabajos en el sentido contrario. La previsión era reabrirla en condiciones en abril, aunque se podría alargar por la demora en traer las piezas prefabricadas de hormigón.


La situación tampoco ha generado mayores problemas, puesto que las expectativas de circulación previstas en el proyecto nunca se han cumplido y, por tanto, no se generan actualmente retenciones en el cuello de botella provisional existente en la margen izquierda.


De hecho, la preocupación del consejero de Vertebración del Territorio, José Luis Soro, es cómo salvar a la Administración de tener que asumir las inversiones realizadas y no amortizadas por la concesionaria, que ascienden a unos 40 millones, en caso de que acabe en liquidación. La autopista está sobredimensionada y el tráfico real no corresponde ni de lejos al estudio de demanda sobre el que se basó el modelo económico de la concesión, por lo que la empresa instó el concurso de acreedores.


Fuentes oficiales aseguraron que en los últimos días no ha habido avances al respecto, aunque se sigue confiando en encontar una solución. No obstante, los servicios jurídicos de la DGA ya advirtieron en la pasada legislatura de que no se puede aprobar un reequilibrio de la concesión. El administrador concursal de la autopista autonómica considera que la concesión está "abocada a la liquidación" si no hay un acuerdo entre las tres partes implicadas -la empresa, el Gobierno de Aragón y los bancos que financiaron la obra- para salvar su insolvencia. El tiempo corre en contra y antes de la primavera se debe solventar la situación.


El pago anual de las arcas autonómicas no cubre ni la amortización del préstamo solicitado por la concesionaria para acometer las obras. Para este año se han presupuestado 2,75 millones, 100.000 euros menos que en 2015, ya que el importe se fija en función del tráfico (peaje en sombra).

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