La desaceleración que viene

Aunque desigual y poco percibido por gran parte de la población, el crecimiento registrado por la economía en 2015 genera un optimismo que no veíamos durante la crisis. Pero en 2016, advierten los expertos, el incremento del PIB será menor.

Sin esperar a las rebajas de enero, o a modo de aperitivo de lo que harán para entonces, grandes y pequeños comercios ofrecen estos días descuentos que permitan seducir a ese público que hoy, más que en años anteriores, está dispuesto a gastar más dinero en regalos de Navidad. De alguna manera quieren certificar ese fin de la crisis de la que tanto nos hablan y que corroboran nuestros números macro, en particular ese incremento del Producto Interior Bruto (PIB) de más del 3% con el que concluirá este 2015.


Reflejan las estadísticas que el consumo se va recuperando, como corresponde a uno de los países que más crece hoy en la Unión Europea, aunque aún sean muchos los que no perciban de verdad la bonanza económica que apuntan los números porque sufren directa o indirectamente los efectos de una tasa de desempleo que no baja del 20% o porque aún con puestos de trabajo (los nuevos salarios van muy a la baja) siguen sin ver ese ‘milagro español’ que nos llevó de estar a punto de ser rescatados del todo por la UE a convertirnos en el mejor alumno de la clase del continente. Acaso en ello haya influido el hecho de que aunque el crecimiento es real, también lo es ese reparto desigual de la riqueza que en estos últimos años ha agrandado las diferencias existentes entre ricos y pobres.


Pero los hechos son los hechos y los números no mienten. Las empresas (generalmente cuanto más grandes, mejor) viven hoy una realidad muy distinta a la existente durante los duros años de la crisis. Han hecho ajustes, han ganado competitividad y han constatado la importancia que tiene salir a la conquista de mercados exteriores. Algunas, que deberían ser muchas más, han apostado fuerte por la innovación de modo sostenido, invirtiendo en I+D a costa de repartir ganancias y formando más a sus trabajadores. Y la mayoría, eso sí, o han tocado fondo y ya solo les queda mejorar o se han beneficiado de la recuperación de países de nuestro entorno.


La economía globalizada tiene una influencia en la actividad de nuestras empresas mucho mayor de la que tenía en el pasado, para bien o para mal. Este año, por ejemplo, han sido cuantiosas las ganancias que habrá generado el petróleo barato, los bajos tipos de interés del Banco Central Europeo o la depreciación del euro, pero para el próximo no se sabe si todo esto seguirá igual y hay voces que alertan de las repercusiones negativas que tiene para nosotros el menor crecimiento de los países emergentes, cuyo concurso es clave –lo ha sido ya estos últimos años– para movilizar la economía internacional. El agotamiento de todos estos aspectos incidirá seguramente en esa desaceleración que auguran los expertos para 2016, si bien hay otros factores que ahondan en esas previsiones.


La Confederación de Empresarios de Aragón (CREA) apunta en su ‘Avance económico 2015’, presentado hace unos días, que este año la economía regional crecerá un 3,2% pero que para 2016 sus previsiones recogen una subida de solo un máximo del 2,7%. Porque aunque se espera, afirma, que la demanda interna mantenga su aportación positiva al PIB_de la comunidad autónoma, apoyada en el consumo y la inversión de bienes de equipo, el gasto público podría registrar un incremento mayor al inicialmente previsto, condicionando el cumplimiento del objetivo de déficit. La CREA considera que "un desajuste entre ingresos y gastos obligaría a la toma de nuevas medidas de recorte presupuestario en 2016, hecho que se sumaría al descenso de dotación para políticas económicas y al incremento de presión tributaria como factores que limitarán el desarrollo de la actividad empresarial y, por tanto, moderarán el crecimiento económico de Aragón".


Más allá de intereses de parte o de visiones particulares, las previsiones son eso, previsiones. Pero de algún modo dibujan un posible escenario que no nos es indiferente. Consolidar la reactivación económica será, en cualquier caso, nuestro gran reto.

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