Es su primera candidatura, pero usted no es una persona desconocida en Soria.

En Soria soy sobradamente conocido, para bien o para mal. Soy nacido en Pozalmuro, tengo 65 años y soy profesor de historia contemporánea en la Universidad de Zaragoza. He colaborado en muchos medios de comunicación, de hecho comencé a escribir en los periódicos a los 17 años, y he sido permanentemente comprometido ciudadana y socialmente.

¿Es este compromiso un valor?

Es la propia esencia vital, desde el punto de vista colectivo.

¿Y la experiencia?

Yo tengo experiencia vital, de compromiso total, lo que no tengo es experiencia de gestión política. Me presento ahora ejerciendo una profesión que me sigue enamorando, y no es que esté cansado de ella. Me presento porque se me hace insoportable desde hace tiempo la indecencia social y política que estamos viviendo. Tengo la convicción de que o transformamos el país en este sentido o seremos carne de decepción, fracaso e incertidumbre y desconfianza plena.

Ha dicho que le apasiona enseñar, ¿deben aprender a votar los ciudadanos?

La enseñanza tiene dos cosas: enseñas y aprendes. Y en este sentido los votantes tienen mucho que aprender y mucho que enseñar. Enseñar con los votos. Y enseñar, para mí, implica el dar constancia de que es necesario un cambio.

¿Qué hemos aprendido en Soria en estos cuatro años?

Vivíamos en una sociedad de la confianza, gestada a lo largo de años del bienestar económico de clases medias, y se pensaba que era permanente. Pero tuvimos que aprender con una forma de gestionar la crisis de un modo indecente socialmente, con dos partidos mayoritarios más preocupados del Ibex 35 y las grandes fortunas. Y esta situación en Soria se hace más sangrante por la despoblación.

¿La diferencia entre hacer política y hacer negocio?

Sin duda es clave, la política es servicio a la ciudadanía y compromiso, el negocio es otra cosa. Y la democracia es eso, democracia social, y, si no, es algo muy turbio.

¿Se necesita un cambio?

Se necesitan personas nuevas que corrijan las indecencias política, pero también hay que corregir la indecencia social y para eso hacen falta un tipo de políticas distintas. No neoliberales basadas en el ‘dios mercado’.

¿Es el electorado soriano consciente de esta necesidad?

Confío mucho en la población soriana, porque es en la que me he criado. De lo que más he aprendido ha sido de las conversaciones de la gente de mi pueblo. Hay un gran sentido común, de honradez, se haya votado a quien se haya votado. Y a pesar del miedo que se les quiera meter con los ‘venezuelas’ y eso…. -porque estos partidos no convencen con la esperanza y tienen que convencer con el miedo-, yo confío en el sentido común y en la decencia social.

¿Cómo espera ver Soria dentro de cuatro años?

Políticamente cambiada. Las políticas de las últimas décadas han sido de los grandes desequilibrios territoriales. Y ahora deben centrarse en equilibrar territorios, demografía, poblaciones, y nosotros vamos a pugnar al máximo por ello. Pero no solo en Soria, sino a nivel estatal, de un modo paulatino, para revertir esa tendencia.