Ventanas de innovación en arquitectura bioclimática

El Circe, referente europeo en eficiencia energética, ha diseñado un sistema de materiales que cambian de estado para mantener el hábitat en condiciones óptimas.

En primer término, módulos experimentales del proyecto Emilie en verano y, al fondo, el Circe.
En primer término, módulos experimentales del proyecto Emilie en verano y, al fondo, el Circe.
f. jiménez

Un simple cambio, de líquido a sólido y al revés, permite ahorrar energía y mantener el interior de una habitación en adecuadas condiciones de temperatura. Parece sencillo, pero tras esta solución planteada por expertos del Centro de Investigación de Recursos y Consumos Energéticos (Circe) de Zaragoza hay mucho trabajo detrás. Esta entidad, de la Universidad de Zaragoza, se ha consolidado como una referencia a escala nacional y europea en la búsqueda de mejoras en arquitectura bioclimática y eficiencia energética.


Este sistema de ventanas dotadas de materiales de cambio de fase –unos compuestos que, con aspecto de cristales, modifican su estado y con ello absorben o liberan calor– forma parte del proyecto Emilie, dotado con unos dos millones de euros de fondos europeos. El Circe de Zaragoza, junto con otro proyecto ubicado en Sevilla, han contribuido desde España a un conjunto de seis soluciones energéticas para distintos tipos de edificios.


La investigación llevada a cabo en la capital aragonesa, como todas las de este centro, pretende tener una aplicación práctica. "Analizamos el funcionamiento de este tipo de materiales. Durante el día, pasan de estado sólido a líquido, absorbiendo y almacenando el calor del exterior, y manteniendo la temperatura constante; por la noche, se produce el efecto contrario y el material cambia de líquido a sólido, cediendo el calor almacenado al interior del edificio", explica Ignacio Zabalza, responsable técnico del proyecto Emilie en el Circe. Con ello, se reducen las oscilaciones de temperatura dentro del módulo experimental y se crean condiciones independientes de la temperatura exterior que permiten ahorrar energía.


Estas pruebas fueron realizadas en dos cubículos expuestos en las inmediaciones del Circe, en el campus Río Ebro de Zaragoza: uno de ellos contaba con las ventanas con los nuevos materiales y, el otro, con cristales convencionales. Así, y ante unas idénticas condiciones meteorológicas exteriores, pudieron realizar una monitorización de ambos casos.

Otros proyectos

El Emilie es solo uno de los cinco proyectos en materia de eficiencia energética y edificación sostenible de este centro zaragozano, cuyo grupo especializado en esta temática está formado por una decena de investigadores. Los otros cuatro en marcha, que se prevé estén terminados entre 2017 y 2018, suman 19,7 millones de euros (en todos los casos, procedentes de la Unión Europea) y, de esta cantidad, en el Circe se gestionan 1,77 millones, además de llevarse a cabo la coordinación de algunos de ellos.


Uno de los más destacados es el Tribe, que cuesta unos dos millones y consiste en el diseño de un videojuego basado en datos procedentes de edificios públicos ya construidos, cuatro de los cuales son de Zaragoza. El objetivo es fomentar una nueva cultura de ahorro energético a través de los personajes, que podrían estar caracterizados con todo detalle, al estilo de los populares ‘sims’. "En este caso, aportamos las coordenadas de varios edificios como la sede del Circe, dos inmuebles de Zaragoza Vivienda y otro de la Azucarera", apuntan fuentes de este centro. "El objetivo es llegar a 750.000 jugadores en toda Europa", añaden. La construcción de edificios bioclimáticos ‘ex novo’ o métodos de control que simulen un consumo inteligente son otros proyectos en curso.

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