Como cada mes de septiembre, los patos del Canal Imperial de Aragón vieron alterada su pacífica rutina por la irrupción de unos navíos hechos con los materiales más diversos y curiosos: neumáticos, corcho, cartón, plástico, madera, caña e incluso césped artificial eran algunos de los elementos que las componían. La mayoría de los niños que participaban llevaban puesto un chaleco salvavidas; conscientes de que en las ediciones anteriores las caídas de las barcas y consecuentes llegadas a nado a la meta eran habituales, los padres no querían correr riesgos innecesarios.

En los momentos previos a la salida en el puente de Arnal Cavero, en el entorno del parque Grande, los participantes ya iban mostrando sus principales mensajes de protesta. Había trabajadores de la Brigada de Refuerzo en Incendios Forestales (BRIF) quejándose de sus condiciones laborales, lemas de apoyo a los refugiados ("Ningún ser humano es ilegal"), banderas republicanas o antifascistas, organizaciones en defensa del pueblo saharaui y miembros de la marea verde y de asociaciones de madres y padres alumnos clamando por una educación "sin religión" y por el fin de los recortes en este ámbito.

En este sentido y como cada año, el Ampa del colegio Sainz de Varanda acudió a la cita a defender la "escuela pública" y a exigir una educación "de calidad". Por su parte, los miembros de la asociación Huerva Vivo estuvieron presentes para reivindicar un año más su rotundo rechazo al recrecimiento de la presa de Las Torcas.

Eduardo y Ahmed, en representación de varias asociaciones en defensa del Sáhara Occidental, idearon junto a otros compañeros una balsa en forma de jaima que fue de las más llamativas de la jornada. "Nuestro objetivo es difundir la causa saharaui ahora que se cumplen 40 años de la ocupación por parte de Marruecos. Queremos dar a conocer la situación de este pueblo y de su ocupación", señaló Eduardo.

El humor tampoco faltó en una cita clásica en el plano social de la ciudad. Apenas hubo participantes que llegasen secos al parque de La Paz, a pesar de sus singulares disfraces y trajes de neopreno meticulosamente preparados para la ocasión. Las trabajadas pero también delicadas barcas que se utilizaron hicieron agua en muchas partes del recorrido, pero nada importaba más que el ambiente lúdico, festivo y familiar de un evento tan popular como reivindicativo.

No faltaron tampoco las protestas contra el paro o los desahucios, así como otras cuestiones más concretas de los residentes del entorno del canal. Desde la Asociación de Vecinos de Venecia, Joaquín Salvador expresó que una de sus demandas fundamentales es que la zona del canal sea un parque lineal. "Llevamos varios años solicitando que se arregle en condiciones. Con motivo de la Expo se rehabilitaron algunas zonas, pero la mayor parte de la margen izquierda está "muy descuidada", señaló Salvador. Este vecino también se lamentó por el "abandono" en el que se encuentra el colegio Lestonnac y el "penoso" estado en el que se halla la plaza de la Memoria del barrio.

Tras la Bajada del Canal, los vecinos pudieron disfrutar de la clásica comida en el parque, un show de animación infantil y el concierto de Gaire y Magnetophones.