"Cumplo un sueño al estar aquí; veo la tierra, dura, y me explico la emigración que se dio en su día"

El expresidente Mujica, sobre la emigración, asegura que Europa debería aprovechar su aporte humano: "Podrían rejuvenecer la población continental".

José Mujica, entre la multitud congregada en La Puebla de Albortón tras la inauguración de la plaza en homenaje a los Artigas.
José Mujica, entre la multitud congregada en La Puebla de Albortón tras la inauguración de la plaza en homenaje a los Artigas.
guillermo mestre

José Mujica llegó a primera hora de ayer a Zaragoza; a sus 80 años, soportó un viaje primero en tren y luego en carretera hasta La Puebla de Albortón para cumplir uno de sus "sueños", visitar la cuna de los Artigas. Allí fue agasajado por los vecinos.


-¿Qué siente al estar en el pueblo donde nació el abuelo de José Gervasio Artigas?

-Hace muchos años yo estaba preso en un calabozo y me cayó en las manos un libro de Jesualdo Sosa, un maestro que había escrito una historia de (José) Artigas, y en la misma relataba: pueblo de Albortón, distrito de Belchite, Zaragoza, su origen familiar... Me quedé con el compromiso soñado de venir a conocerlo. Esto fue hace 40 años y hoy (por ayer) cumplí.


-¿Y qué impresión le ha causado lo que ve?

-Yo soy campesino de alma, hombre de la tierra. Me impactó el paisaje duro, de tierra semidesértica, donde llueve muy poco, hay poca vegetación y es achaparrada, como un lamento, ¿verdad? Me imagino que la vida ha sido aquí muy dura y lo han tenido que pasar muy mal. Eso también explica la emigración en su día, el campo se fue despoblando.


-¿Cómo ve la situación de los refugiados sirios que tratan de acceder al corazón de Europa?

-Es una crisis por resolver; si la resuelven bien, ganan. Tienen una oportunidad y un desafío. Si son capaces de organizar y reabsorber la inmigración, sacarán provecho y rejuvenecerán la población continental y, en el mediano plazo, va a ser una bendición para los viejos, aunque existan problemas de asimilación inmediatos. Si los discriminan y apartan van a vivir tensiones muy feas. Entre los europeos y nosotros, todos, tenemos que combatir el fanatismo, de cualquier lado. Para lo único que sirve es para desgastarnos. En el caso de los sirios, hay una gran barrera cultural.


-¿Qué le pareció la imagen del niño muerto en costas de Turquía?

-Cuántos niños no habremos visto en fotos como la del fallecido... No creo que esa imagen haya sacudido lo suficiente. Desgraciadamente, los hombres, cuando tenemos más, nos volvemos progresivamente más miserables. La parte inmigrante la compone gente con recursos y me gustaría saber cómo están los que ni siquiera vienen, pero, aunque en el caso de Siria parece que van a llegar a un acuerdo y con ello se ‘pacificará’, más allá está África y los africanos van a seguirnos demandando. No razonamos como especie sino como países.


-¿Sería la solución una especie de plan Marshall?

-En su día funcionó. Ahora es otro momento histórico, pero estamos en una época en la que interdependemos unos de otros y, si seguimos así, no nos daremos cuenta de que los pobres de África son los nuestros, el mundo se está estrechando cada vez más. Ahora, con las redes sociales, todos se sienten atraídos por Alemania. Eso sí, gastamos dos millones de dólares por minuto en los presupuestos militares y luego no tenemos para ayudar a los pobres.


-España vive una situación política compleja y dice que le duele, ¿por qué razón?

-He dicho que España me duele porque este país tiene mucho que ver con nuestra formación cultural. Y las frustraciones en España las hemos vivido también, somos hijos políticos del parto de la guerra española, que dejó mucha gente allí. Por ejemplo, en México, Lázaro Cárdenas absorbió un millón de personas, y hablamos de un país pobre.


-¿Y lo que ocurre en Cataluña?

-En España se mantienen los problemas nacionales y no solo se trata del catalán. Espero que exista inteligencia por todas las partes para convivir.


-¿Con qué se queda de la filosofía política de José Artigas? ¿Qué podemos aprender de él?

-Hay cosas que son eternas y otras transitorias. El republicanismo es una actitud, una forma de vivir, reconocimiento de que nadie es más que nadie. Y nada justifica la ampulosidad, ese culto de un señorío estrafalario, la pompa, el despilfarro y la ofensa a la gente humilde. Artigas fue algo más que un libertador, la patria aún no existía, luchó por una organización federal de todo el Río de la Plata. Tuvieron en él impacto de teorías emergentes, como la revolución norteamericana.


-Ha hablado de cómo le impacta este paisaje estepario. ¿Qué le ha parecido la comida popular, a base de migas y rancho?

-Es nativa y me llama la atención sobre todo el primer plato, las migas. Expresa la peripecia de un pueblo que tuvo que inventar una comida con lo que tenía.


-¿Volverá a Aragón?

-Tengo 80 años, si la vida me da oportunidad, vuelvo.

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