Fabio Aru, un escalador valiente

El italiano, confeso admirador de Contador, ganó ayer en Madrid su primera grande, tras demostrar que es un líder y un agresivo corredor.

Fabio Aru, ayer en el podio de Cibeles tras proclamarse campeón de la Vuelta a España 2015.
Fabio Aru, ayer en el podio de Cibeles tras proclamarse campeón de la Vuelta a España 2015.
Javier lizón/ efe

El italiano Fabio Aru, vencedor de la Vuelta a España 2015, es un escalador muy valiente en carrera que sigue la huella de Alberto Contador, su ídolo y su referente, fundamentalmente por su manera de correr, agresiva, siempre al ataque y en busca de la victoria.


Si por algo se distingue el corredor nacido el 3 de julio de 1990 en San Gavino Monreale (Cerdeña) es por su determinación en cuanto la carretera se empina. Nunca se esconde ni rehuye su responsabilidad de líder cuando no está Vincenzo Nibali, el indiscutible jefe de filas de Astana y otro ciclista nacido para atacar.


Dio la cara en 2014 en el Giro y la Vuelta, y ha repetido en 2015. Así, con 26 años, suma ya tres podios y cuatro ‘Top 5’ en las grandes carreras de tres semanas.


El año pasado ya fue tercero en la ‘corsa rosa’ en su advenimiento como corredor de elite y quinto en una ronda española a la que llegó sin obligaciones pero en la que brilló ante buena parte de lo más granado del pelotón internacional.


Este año ha subido un peldaño en su carrera cediendo en el Giro solo ante Contador, al que, a pesar de la admiración y el respeto que le profesa, no paró de buscar las vueltas. Y se ha hecho con un brillante triunfo en la Vuelta en una etapa para la historia por la sierra madrileña.


Aunque Dumoulin se mostraba como una roca indestructible hacia la roja definitiva, Aru no dejó de retarle y retarle. Buscando equivocadamente un mano a mano camino a Riaza o echando mano de la táctica, como demandaba la situación, ya hacia Cerdedilla, puso el epílogo real a la carrera antes del homenaje al ganador en Madrid.


Lo de Aru y su equipo el sábado fue una especie de Fuente Dé, una de las obras maestras de Contador, el ídolo, la referencia de un corredor, por contra, huidizo de las exigencias mediáticas que sufre una estrella como el de Pinto.


"Mi amigo Paolo Tiralongo me ayuda a tener los pies en el suelo, a mantener un perfil bajo", ha desvelado el sardo, que siempre tiene en sus discursos a sus compañeros. Incluido a Mikel Landa, a quien dedica palabras y agradecimientos muy alejados de lo que se pudiera pensar ante las situaciones que han vivido ambos este año en Giro y Vuelta, con el español sometido a los intereses del italiano.


Aru ahonda en su perfil bajo cuando se declara un ferviente defensor del trabajo, los entrenamientos, las concentraciones y la mejora continua. No quiere "distracciones", sino "centrarse" en unos objetivos cada vez más ambiciosos a medida que va añadiendo dominio de otras especialidades a su ya natural fortaleza en la montaña.


Como la contrarreloj, a la que debe una parte de su triunfo en la Vuelta. Si en el Giro fue su tumba ante el espléndido Contador del arranque de la carrera, en la crono llana de Burgos marcó diferencias con su gran rival entonces, Joaquim ‘Purito’ Rodríguez. Y aguantó el tirón de Dumoulin, al que mantuvo siempre a un suspiro hasta dejarle sin opciones el sábado en La Morcuera. En ese puerto madrileño, fue donde llevó a cabo su ataque definitivo. De lejos, como le gusta a Contador, su ídolo, su referente, su huella a seguir.

Jornada triunfal en Madrid

Fiesta final en el corazón de Madrid, donde el alemán John Degeenkolg se unió al alborozo anotándose al esprín el último acelerón de la Vuelta, por lo que el ganador de la San Remo y París Roubaix no se fue de vacío.


Aru, por su parte, escuchó el himno italiano como gran triunfador, confirmando una progresión imparable desde su debut profesional hace tres años en su actual equipo, en el que ha cubierto con honor la deshonrosa baja de Nibali. Ahora llega la hora de planificar y seguir soñando. "Mi objetivo ahora es mejorar en contrarreloj, el Tour de Francia y los Juegos de Río", así se muestran los conceptos claros en la cabeza del campeón.


Al podio de Cibeles también subieron el español Omar Fraile (Caja Rural) como vencedor de la montaña, y Alejandro Valverde, como titular del maillot verde de la regularidad, logrado sobre la bocina en el circuito madrileño, en perjuicio de Purito, que sigue siendo el viejo rockero que aún actúa en los grandes podios. En la Vuelta ha alcanzado el cuarto puesto de honor, pero la medalla de oro se le resiste a los 36 años. Por su parte, el Movistar fue el mejor equipo.


En la fiesta final, el pelotón solo aceleró en el circuito tradicional por el corazón de Madrid. Por fin apareció Degenkolb como un bálsamo para el Giant después del batacazo de Dumoulin. Era la décima etapa en la Vuelta para el expolicía.

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