Honorio Romero: "Zaragoza y Aragón serían muy distintos sin las iniciativas de la Económica"

-Hace dos años nos concedieron la Medalla de Oro de las Cortes de Aragón y ahora nos han otorgado el Premio Heraldo. Para nosotros es un reconocimiento muy importante, no solo porque es HERALDO quien nos otorga el galardón, cuando está celebrando sus 120 años de historia, sino porque es a los Valores Humanos y el Conocimiento. Reconoce por tanto la labor que ha hecho la Económica desde 1776, y por eso nos llena de orgullo.

-No es muy conocida esa labor, aunque en los últimos tiempos la situación está cambiando.

-La Económica ha estado mucho tiempo trabajando de puertas adentro, sin que su tarea saliera apenas a la luz. Muchos aragoneses desconocen nuestra labor. Afortunadamente, quienes han asistido a nuestros ciclos de conferencias o quienes visitaron el año pasado la muestra ‘Pasión por Aragón’ sí que la conocen. Zaragoza y Aragón no serían lo que son hoy sin la aportación de la Económica, que ha marcado desde la labor asistencial al diseño urbanístico de la capital aragonesa.

-Y usted, ¿cómo llegó a la institución? ¿Qué hace falta para ser socio de la Económica?

-Yo llegué de la mano de Amado Franco y Manuel Pizarro. Pertenecía a esa mayoría de gente que no sabía mucho de la institución, pero luego he ido descubriéndola. Para ser socio hay que solicitarlo y que la petición se apruebe por la junta de gobierno. No hay numerus clausus pero controlamos que no seamos muchos más de 300. Hay bastantes solicitudes.

-La Económica no es ni una sociedad secreta ni un ‘lobby’.

-No. Es un producto de la Ilustración y del nuevo estado liberal del siglo XVIII. Los ilustrados creían en la fuerza de la razón y en la capacidad de la formación y el trabajo como medios de desarrollo de la sociedad. Y eso sirve perfectamente hoy en día.

-¿Cuáles son los retos actuales de la institución?

-El mayor es seguir siendo referente intelectual y de pensamiento en Aragón. Estamos en un momento en el que valores como el respeto, el compromiso, el ejemplo o el trabajo no tienen el papel que deberían tener. Y hay que recuperar y actualizar el mensaje y el compromiso del que hicieron gala los ilustrados. En el terreno de la divulgación, tenemos algún proyecto cultural nuevo. El año pasado organizamos una muestra, que comisarió Domingo Buesa y que rompió muchos tabúes y derribó muchas ideas preconcebidas o erróneas sobre la Económica. Vamos a organizar, estamos preparando ya, otra exposición para el año que viene que va a ahondar en esa línea de trabajo. Si la primera se llamó ‘Pasión por Aragón’, esta se llamará ‘Pasión por la libertad’ y no solo se ceñirá al tema de su título. También hablará de la obra y legado de grandes personajes aragoneses, como Ramón de Pignatelli, entre otros.

-A pesar de la edad, la institución continúa mostrando vigor.

-Seguimos trabajando para Aragón con toda la ilusión posible. Y todo lo hacemos con un respeto infinito hacia las ideas de cualquier signo, algo que nos hace falta en este país, donde todo el mundo está acostumbrado a ser martillo o yunque, a dar golpes o recibirlos. Quizá nos vendría muy bien a todos leer o releer ‘El tratado de la tolerancia’, de Voltaire, que contiene algunas enseñanzas muy útiles en estos tiempos.

-Vuelve usted de nuevo a la Ilustración...

-Porque es un periodo clave. No debemos olvidarnos nunca de Ramiro I, eso está claro, pero la mayor parte de lo que hoy vemos y vivimos en Aragón se remonta al siglo XVIII, no al siglo XI. Newton y Descartes influyeron en los ilustrados franceses, estos en los españoles y ellos, a su vez, en los aragoneses.