Identificado el último fallecido en el siniestro, mientras su mujer sigue en estado muy grave

Cinco heridos en la explosión continúan hospitalizados, tres de ellos ingresados en cuidados intensivos.

La última víctima del trágico accidente que costó la vida a seis personas en la pirotécnica de Garrapinillos ya ha sido identificada. Se trata de Carlos Comas Carrión, de 46 años, nacido en Utebo, pero residente desde hace años en Casetas. Al barrio zaragozano fueron trasladados sus restos y en la tarde de ayer, a las 19.30, se abrió ya el velatorio para que los vecinos y amigos puedan despedirse de él y trasladar su pésame a la familia. Comas tenía dos hijos, de 7 y 15 años, y nueve hermanos y llevaba casi 25 años empleado en Pirotecnia Zaragozana. Su mujer también sufrió el fuerte impacto de la detonación y está ingresada en la uci del hospital Miguel Servet de Zaragoza en estado muy grave.


El departamento de Biología del Laboratorio de Criminalística de la Guardia Civil de Madrid remitió en la mañana de ayer los resultados de la identificación por cotejo de ADN de Comas, cuyos restos fueron hallados en el perímetro de la empresa en la madrugada después del siniestro. Aunque este tipo de pruebas suelen demorarse durante semanas, la Benemérita ya había anunciado que daría máxima prioridad a este caso, por las especiales circunstancias y el dramatismo que lo han rodeado. Ayer mismo fueron entregados sus restos a la familia.

Despedida en Casetas

Comas es el último de los fallecidos en la explosión que quedaba por enterrar y su funeral se celebrará esta misma tarde, a las 17.30, en la iglesia parroquial de San Miguel de Casetas, donde también se celebraron los sepelios de otras tres víctimas: el matrimonio formado por Carmen Rodríguez y Jesús Javier Vives, ambos de 56 años de edad, y la cuñada de ambos, Mª Carmen Romero, de 54. El último adiós a Juan José Lapuente también tuvo lugar en Casetas, aunque en una ceremonia civil que se celebró en las dependencias de la alcaldía del barrio el pasado miércoles por la tarde, y el funeral por Gregorio Royo fue en Garrapinillos en la mañana de ayer. La identificación de los cuerpos de las cinco víctimas que ya han sido enterradas corrió a cargo del Instituto de Medicina Legal de Aragón y resultó especialmente complicada en el caso de los tres varones, que fueron reconocidos a través de las radiografías odontológicas.


La tragedia en las instalaciones de la Pirotecnia Zaragozana ha golpeado duramente a familias enteras y al barrio de Casetas, donde residían todas las víctimas. Se da la coincidencia de que la mujer del último fallecido en ser identificado, Silvia Leciñena, de 41 años, también trabajaba en las dependencias de la pirotécnica en el momento en que se produjo la detonación y es la herida más grave de las cinco personas que siguen aún hospitalizadas tras el siniestro. Sigue en la unidad de cuidados intensivos del Miguel Servet y su vida aún corre peligro. La hermana de Silvia, Ana Isabel, de 45 años, también continúa ingresada en la uci del hospital Clínico de Zaragoza, lugar al que llegó en el coche de su marido, Ángel Forcada.


Los dos matrimonios estaban empleados en la pirotécnica y estaban presentes en el momento de la explosión. Las hermanas, Silvia y Ana, habían sido contratadas como refuerzo para el verano. Aunque en un primer momento se informó de que Ana Isabel había sido trasladada a planta, fuentes del Salud confirmaron ayer que la mujer, que ha perdido el bazo, continuaba en la uci del Clínico. No obstante, se encuentra estable y su vida no correría peligro. Su familia confirmó que no recuerda nada de lo ocurrido el pasado lunes.


El otro herido de gravedad, el joven Roberto Expósito, de 26 años, evoluciona favorablemente, pero su estado no le ha permitido abandonar la uci del Miguel Servet. Su padre, José Miguel Expósito, de 57, empleado de Pirotecnia Zaragozana desde hace más de 30 años, fue el primero de los seis heridos en recibir el alta. La familia vive en el barrio de San José de la capital aragonesa, desde donde diariamente acuden allegados al hospital a interesarse por el estado de salud de su vecino.


Por último, los dos accidentados con mejor pronóstico son Pedro Manuel Marco Calvo, de 60 años, y Antonia Rodríguez Mateos, de 51, que están siendo atendidos en la Mutua de Accidentes de Zaragoza. Fuentes del centro sanitario informaron ayer de que no estaba previsto darles el alta de momento. Ambos recibieron un permiso para poder abandonar las dependencias de la MAZ el miércoles y asistir a la misa en homenaje a Jesús Javier Vives y Carmen Rodríguez, hermana de la herida.

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