Sí, bastantes. Creo que hay 257 pueblos y habremos estado más o menos en la mitad, aun así ¡son muchos!

¿Eso quiere decir que a la gente le sigue gustando la música tradicional?

Nosotros cuando empezamos quisimos hacer un espectáculo diferente, como alternativa a los espectáculos joteros de toda la vida. Nos juntamos gente de distintos pueblos de la Comarca de Gúdar Javalambre, de Cedrillas y Teruel y empezamos a tocar algunas jotas, pasodobles, polcas y a investigar sobre canciones de la zona.

¿Cómo fue la labor de recuperar canciones turolenses?

De repente te preguntas ¿qué tenemos de tradicional en Teruel? Dices: no hay nada. Había grupos antecesores a nosotros pero siempre encontraban música del Bajo Aragón, donde el folclore se ha conservado más. Sabíamos de alguna danza en Alcalá, de los danzantes del Castellar... muy poca cosa, pero a base de tocar en los pueblos y hablar con la gente vamos sacando más.

¿Se han encontrado con alguna curiosidad?

Con muchas. Por ejemplo, aprendimos una polca en Bañón. Y después la oí tocar en la radio por un grupo canario. Unos decían que era típica de Bañón y otros que de Canarias. Imagínate cómo de extendido está el folclore.

Pero no solo recuperan, sino que también componen...

Dentro del grupo hay gente que es buena componiendo. Cuando tenemos una idea, una historia que contar, le ponemos música. Ahora por saturación estamos más espesos para componer. Tenemos las ideas pero nos hace falta sentarnos y dedicarles tiempo. Es una tarea que está muy bien, la gente lo agradece mucho cuando les cuentas una historia de la que se sienten próximos. Dicen: ¡anda!, de alguna manera están hablando de mí; y cala mucho.

Unas canciones en las que se pueden conocer la provincia y sus problemas, ¿no?

Hemos ido a tocar a conciertos porque de alguna forma representamos musicalmente a la zona. Nos hemos dado cuenta de que hemos tenido utilidad social en ese sentido. Tenemos temas que hablan de los problemas que tenemos en la provincia y cuesta que a los políticos les cale la canción protesta. Pero aun así hay algún político que conoce nuestras canciones, le gustan y seguramente hará algo por esa zona.

Al público también le gustan, ¿es por la interacción que consiguen en los conciertos?

Eso desde luego es uno de los ganchos. Lo que sí que tienes que estar en primera línea en cuanto a composición, conciertos, publicidad, porque en cuanto desaceleras un poco la gente empieza a olvidarse de ti. Este invierno tendremos que sentarnos a darle un refresco a la ronda, a moverla, porque tenemos muchas ideas que contar, cosas que nos ha contado la gente, incluso hay alguno que nos ha mandado letras a nuestro correo electrónico para que les pongamos música.

Entonces, ¿el próximo disco va a ser principalmente de composición?

Sí, esa es la intención. Pero hay una rondalla en Rubielos que tiene un repertorio, no propio pero muy típico, y estarían encantados de trabajar con nosotros. Creo que vamos a combinar y dedicarle un poco de atención, porque es una de las pocas rondas de la comarca que se mantiene y así tendrá también su reconocimiento y su homenaje.

¿Se ven durante muchos más años por los pueblos?

Hombre, la cosa es que ya empezamos a tener una edad. Hacer planes es arriesgado porque alguno se ha ido ya a trabajar fuera, otros están estudiando... y todo eso tienes que combinarlo. A mí me gustaría que en el futuro nos mantuviésemos como grupo, aunque no tocásemos tanto en verano, pero que no nos llegásemos a extinguir.