La Policía halla a un fugitivo que huyó hace doce años para no ser juzgado en Zaragoza
La Fiscalía pedía para él seis años de cárcel por una estafa agravada, por lo que no acudió al juicio en el que se condenó a dos cómplices. Sus cargos prescribían en 2018.
Dado el enorme tiempo transcurrido desde que se dio a la fuga, prácticamente nadie confiaba ya en localizar a esta persona. Sin embargo, hace apenas unos días, la Policía Nacional telefoneó a la Audiencia Provincial para preguntar si seguía vigente la orden de busca y captura dictada hace doce años contra el citado estafador. Al proceder a la identificación de este individuo en Madrid por motivos que no han trascendido, los agentes se dieron cuenta de que estaba requisitoriado desde Zaragoza. Lo que no podían imaginar es que acababan de dar con uno de los fugitivos más buscados por la Sección Primera de lo Penal, dado que los cargos que se le imputan prescriben en 2018.
Una vez confirmado el interés de la Audiencia de Zaragoza por este hombre, la patrulla procedió a su arresto y al día siguiente lo trasladó a los juzgados de Plaza de Castilla, donde declaró ante el titular del Juzgado de Instrucción número 1. Este decretó su ingreso en un centro penitenciario de la capital, a la espera de poder trasladarlo a la cárcel de Zuera. En cuanto llegue allí, la Audiencia Provincial organizará una vistilla para decidir si es necesario o no mantenerlo preso hasta poder juzgarle. Y dados los precedentes, todo hace pensar que los magistrados no se arriesgarán a excarcelarlo.
Para la Fiscalía, a finales de la década de los 90, tanto los ya condenados como el ahora detenido concibieron un plan que iba a generarles pingües beneficios. Lo que hicieron fue recorrerse España alquilando maquinaria pesada sobre todo, carretillas elevadoras, vehículos de los que se apropiaron para venderlos después a terceros. Aunque de las labores de contratación se encargaba el condenado Ramón Gracia, quien mayor provecho sacó de la estafa fue Escolástico Aranda. "Habida cuenta de la gravedad de los hechos cometidos y de la peligrosidad del acusado, con disponibilidad económica y que en la trama se mantuvo en segundo plano para evitar ser encubierto, obteniendo la mayor parte del lucro, a la hora fijar la penalidad, se le impone el límite máximo", decía la sentencia.