Razones para creer

La afición acudió a La Romareda con las dudas propias de toda pretemporada y abandonó el estadio confiada en el futuro del equipo.

El zaragocismo se vive en familia.
El zaragocismo se vive en familia.
asier alcorta

Calor, puente de agosto y fútbol son tres elementos ciertamente incompatibles. Una factura que se pagó con la baja asistencia en las gradas, pero que fue generosamente retribuida con goles y, sobre todo, ilusión en la antesala de una temporada que se presenta decisiva para la entidad. La conquista del Memorial CarlosLapetra fue el premio tangible que obtuvo el equipo, que levantó otro trofeo invisible pero sustancial, el de la credibilidad ante su afición.


Pese a que los anteriores compromisos de la pretemporada han sido retransmitidos por televisión, la primera cita en La Romareda encierra un atractivo especial e intransferible. Vuelta a las añoradas rutinas y liturgias del domingo de césped, pipas, almohadilla, transistor, celebraciones... y también penas compartidas. La expectativa ante lo que está por venir se adueña del zaragocista.


"El ánimo es bueno. Si no fuera así al principio de la campaña, mala señal. Ascender a Primera División va a ser complicado porque se cruzarán en el camino muchos rivales que tienen el mismo objetivo. Pero si el año pasado, con todos los problemas que afectaron al club, estuvimos a punto se subir, ahora las cosas pintan mucho mejor. Han venido muchos jugadores nuevos y es normal que tarden un tiempo en conjuntarse. Confío en ellos", explicaba en los preámbulos del choque Pablo Mañas, abonado y acérrimo seguidor blanquillo. "Llevo más de veinte años como socio y vengo de losMonegros. Esto es un sentimiento y una pasión", apostillaba.


Los aficionados acudieron al encuentro con cierta prevención, conscientes de que la escuadra que cincela Ranko Popovic se halla en plena fase de ensamblaje. "Hasta octubre no podremos sacar conclusiones. Lo único cierto es que tenemos que ascender como sea, por el bien de todos. Será un proceso difícil, con muchos obstáculos. Hay fichajes que son una incógnita, aunque vamos a animarles para que den lo mejor de sí mismos", razonaba Alberto Murcia, otro abonado.


Cuando el balón echó a rodar se disiparon drásticamente las lógicas vacilaciones. Frente a un rival de superior categoría, el Real Zaragoza exhibió su perfil más estilizado y atractivo. Acumuló argumentos para creer firmemente en sus posibilidades. Un virtuoso ejercicio, por el momento aislado, pero que esparce pistas sobre sus capacidades. Fueron 90 minutos de reconciliación y de sintonía.


Aunque los aplausos fueron generalizados, tres fichajes concentraron el fervor: Freddy Hinestroza, Ángel Rodríguez y Aria Hasegawa. Este trío, que se antoja esencial para materializar el acuciante desafío, solventó con acierto su estreno casero. El bautismo soñado.


"Me encanta la velocidad y el regate de Hinestroza. Si mantiene este nivel será imparable en Segunda. Y Ángel lleva el gol en la sangre. Está al acecho en busca de su oportunidad. Un delantero así es necesario en cualquier equipo", elogiaba el abonado Miguel Ángel Meneses.


En la parte alta del palco presidencial, Jesús Vallejo, Manu Herrera, Mario Abrante y Jorge Ortí –ausentes en la convocatoria– contemplaban con gozo las acciones de sus compañeros. Desde el trallazo de Diego Rico a la picardía de Ángel, pasando por la sutileza de Pedro Sánchez, los guiños de Hinestroza o los paradones de Yassine Bono.


"Este equipo tiene muy buena pinta. Si dejamos que evolucione, el ascenso estará muy cerca. Nos están dando razones para creer y esto es una bendición para los zaragocistas", concluyó Miguel Sánchez, otro socio convencido.

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