Calatayud despide el domingo sus fiestas. Las primeras horas de este domingo han sido las más auténticas. En ellas confluyen los peñistas con quienes no tienen ese sentimiento, pero sí la devoción al santo y el compromiso personal de cumplir con una tradición de la ciudad.

El sábado por la mañana se vivió otro de esos momentos en los que unos y otros, peñas y curiosos, se sintieron atraídos por la fantasía, la rivalidad y la desinhibición, que también son parte de estas fiestas, que después de meses de preparativos se escapan con velocidad. Por las callejuelas del Casco Histórico rodaron piezas exclusivas de ingeniería.

Competían en el tercer Gran Premio de Autos Locos que convocaba Interpeñas. Sobró imaginación, color, y sentido del humor que no pueden escasear en estos cuatro días. De lo contrario, el San Roque bilbilitano sería otra cosa.

Tampoco serían estas fiestas si no se oyeran las charangas. Son un elemento fundamental que ya estaba en el origen de estos festejos, y hay que buscarlo en los últimos años de la década de los 50 del siglo pasado.

Mucho antes se encomendó la ciudad a San Roque. Esta la cuarta ciudad de Aragón cuenta con su cofradía, y el domingo vive el día grande. Para todos los que acompañan al protector de la peste en su festividad se han repartido al encenderse las luces del alba de este domingo un chocolate. De su elaboración se ha hecho cargo Nacho Gregorio, de Pastelería Marys. Es la primera vez que se pone a ello, pero recuerda que cuando él era pequeño, su padre asumió algunos años ese encargo. La tarde noche del sábado para este bilbilitano estuvo dedicada a prepararlo. A las 5.00 de esta pasada madrugada tenía que estar en la era donde se reparte.

"Hacemos 600 litros de chocolate, en 12 calderos de 50 litros cada uno", comenta. Cacao, azúcar, Maizena y leche son los ingredientes de este reconstituyente que tan bien sienta a los que madrugan.

Mientras la mitad de la ciudad intenta dormir, y la otra mitad disfruta, 28 voluntarios de las asambleas locales de Cruz Roja en Zaragoza, Teruel, Caspe, Fuentes de Ebro y Alagón se reparten las guardias en estos cuatro días para atender las emergencias que se producen en la calle. En la noche del viernes al sábado también en su puesto se notó la afluencia de visitantes. Hubo en total 20 atenciones, de las que diez fueron por traumatismos y cinco, por quemaduras y heridas. También hubo dos intoxicaciones etílicas, una reacción alérgica y un ataque de ansiedad. Esta última situación, como indica Óscar Esteban, coordinador del operativo, es algo inédito en estas fiestas. Por suerte, la persona se encontraba cerca del puesto de socorro e "inmediatamente los compañeros del equipo intentaron tranquilizarla".