Vuelven a San Sebastián las corridas de toros con el respaldo a la fiesta de don Juan Carlos
"Es un activo de España que tenemos que apoyar", dice el rey emérito
Solo Ponce cortó una oreja en este primer festejo trasdos años de parón por decisión de Bildu.
?Bildu, que gobernó la capital guipuzcoana hasta las pasadas elecciones municipales, encontró hace dos años el camino para acabar con las corridas de toros al aprobar unos pliegos administrativos para el alquiler de la plaza de Illumbe en verano que impedían la celebración de actividades que supusieran "cualquier forma de maltrato animal". El nuevo equipo de gobierno de PNV y PSE ha revertido rápidamente la situación, lo que concitó inmediatamente el rechazo de las organizaciones antitaurinas, pero no así de los aficionados a la fiesta o de los hosteleros de la ciudad, que ven en las corridas un reclamo turístico para la capital guipuzcoana, que celebra estos días su Semana Grande.
El coso de Illumbe registró dos tercios de su aforo cubiertos, unos 6.000 espectadores. Sobre la arena, la tarde no tuvo un particular brillo. Enrique Ponce cortó la única oreja al mejor toro de la justa corrida de Torrestrella, un astado con idéntica movilidad que varios de sus hermanos solo que con mayor entrega y profundidad en sus embestidas. El veterano torero valenciano, que se había mostrado pulcro y técnico con un primero de clase pero muy medido de fuerzas, no acabó de cogerle el temple a este otro, en una faena vistosa y larga, pero también ligera y de escaso aplomo, que se premió, por tanto, con la generosidad de una tarde de celebraciones.
El segundo de la corrida estuvo a punto de herir en dos ocasiones a José María Manzanares, que apostó con mayor entrega de lo habitual ante sus emotivas y no siempre claras embestidas. El diestro alicantino, vestido aún de luto por la muerte de su padre, fue quien mató el primer toro que salió a este ruedo, e hizo un notable esfuerzo para estar a la altura de la efeméride, aunque no obtuvo recompensa tangible ni con este ni con su afligido segundo.
Alberto López Simón, que sustituía al anunciado Paquirri, hizo un alarde de entrega de principio a fin para aprovechar la gran ocasión de destacar junto a las figuras y ante las cámaras de TVE. Pero el madrileño se encontró con dos toros que acabaron rajándose y huyendo del auténtico acoso al que los sometió el decidido diestro, que luego perdió algún que otro trofeo por no matar a la primera a ninguno de los dos.
Los participantes portaban ikurriñas y banderas republicanas, además de algún cartel con fotos de toros ensangrentados y uno con el logotipo de la Capitalidad Europea de la Cultura 2016 en el que se leía "Donostia, capital de la tortura".