​Un 40% de los graduados no necesitaría estudios para su puesto (según su contrato)

Proliferan los contratos que enmarcan al empleado en una categoría profesional que no le corresponde.

Una sede del Inaem en Zaragoza
Una sede del Inaem en Zaragoza
A. ALCORTA

El 40% de los graduados universitarios que firmaron un contrato de trabajo en Aragón en 2014 lo hizo para desempeñar tareas que no requerían estudios superiores. O al menos sobre el papel. Según el último informe de la Fundación Conocimiento y Desarrollo (CyD) Aragón ocupa el segundo puesto, junto a La Rioja, en la clasificación de comunidades donde mayor desajuste existe entre la cualificación que requieren los puestos de trabajo y la formación de quienes los ocupan. En el global del país este desajuste es de siete puntos porcentuales menos.


Dicho estudio achaca estos datos a un problema estructural de sobreeducación o sobrecualificación en todo el país. Sin embargo, también es cierto que los años de crisis y las altas tasas de paro entre los titulados universitarios han fomentado la suspicacia empresarial. En estos años han proliferado en Aragón los contratos que enmarcan al empleado en categorías o niveles que no se corresponden con la tarea y el papel que va a desempeñar en la empresa. De este modo, la empresa puede aplicar al trabajador otras condiciones salariales y laborales que suelen ser peores para el empleado y más ventajosas para la compañía.

Habitual y sintomático

Los sindicatos confirman esta realidad y desde UGT ya consideran el fenómeno algo habitual y sintomático. "Es sorprendente que la gran mayoría de los contratos que se hacen en cualquier rama de actividad sean para 'personal no cualificado' pero luego en las ofertas de empleo pidan tener carrera y varios idiomas para un puesto de auxiliar administrativo. No parece una casualidad", apunta Pura Huerta, responsable del área de empleo de la organización sindical. Para Huerta, estos datos reflejan que no es que las empresas necesiten a 'no cualificados', sino que hacen contratos de categorías inferiores a personas cualificadas. "Y además suelen ser temporales y precarios", añade.


En Aragón no es difícil encontrar este tipo de situaciones entre la gente joven y menos aún entre los titulados en carreras de la rama de ciencias sociales. Teresa, una graduada en Comunicación Audiovisual, es un ejemplo de ello: "Tengo un contrato de seis meses por 'causas de la producción' y como 'personal administrativo no cualificado' cuando está claro que para desempeñar mis funciones necesito haber estudiado la carrera y además la empresa sabe que ocupo un puesto que no tiene nada que ver con la acumulación de tareas", explica. De hecho, en su contrato figura como 'ayudante' cuando, según ella, realiza tareas similares a sus compañeros.


Debido a este tipo de contrato, Teresa cobra poco más del salario mínimo interprofesional y no ingresa ni una tercera parte de lo que perciben mes a mes sus compañeros de oficina. Pero el de Teresa no es un caso aislado y resulta fácil encontrar este tipo de contratos en algunas carreras. El mismo informe de la CyD informa de que el problema de la sobreeducación y el desajuste entre los estudios realizados y la categoría profesional del contrato se encuentra más a menudo en titulaciones relacionadas con periodismo, comunicación audiovisual y publicidad y relaciones públicas. Este informe detalla además que casi uno de cada cuatro de los contratos a personas sobrecualificadas para el puesto se engloba en los grupos de empleado contable y administrativo, exactamente como le ocurre a Teresa.

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