El Gobierno y las comunidades se enfrentan sobre el control de la cadena alimentaria
El Ejecutivo habla de falta de diligencia de las autonomías a la hora de abrir expedientes.
La mecha se ha prendido con la recién estrenada ley para la defensa de la calidad alimentaria, que tras recibir luz verde del Senado el martes pasado se publicará en el BOE esta semana y entrará en vigor un día después. Con ella se desarrolla la Ley de la Cadena Alimentaria aprobada a principios de 2014, estableciendo un "marco novedoso", destacan desde el Ejecutivo.
La propia norma, en el apartado cuatro de su preámbulo, justifica su nacimiento en "la existencia de múltiples y dispares normas autonómicas". Esto, continúa, hace necesario "constituir un mínimo denominador común" ante la "fragmentación de la unidad de mercado" que perciben los operadores del sector de la alimentación y las bebidas.
Y es que, destaca el Ministerio de Agricultura como autor del texto, "la existencia de distintos mecanismos de control no puede suponer al operador en ningún casi trabas en el ejercicio de su actividad". Así, donde el Gobierno habla de "homogeneización" y aplicación de la normativa de la UE, los nacionalistas ven más bien "recentralización" e "interferencias políticas" ya que aducen que ocho comunidades ya cuentan con regulación propia en ese ámbito: Aragón, Canarias, Galicia, Baleares, Andalucía, Castilla-La Mancha, Cataluña y el País Vasco.
Sin embargo, la puesta en marcha de la Agencia de Información y Control Alimentarios (AICA) ha revelado, cuanto menos, falta de diligencia en la mayoría de las comunidades. Desde su nacimiento en enero de 2014 hasta el pasado 30 de abril (últimos datos publicados) ha recibido 78 denuncias gran parte de asociaciones agropecuarias y bufetes de abogados y casi la mitad (33, el 45%) han sido por posible "venta a pérdida" menos de lo que se pagó por esos productos, práctica prohibida por la Ley de Comercio Minorista y de competencia autonómica.
Como AICA no tiene poderes en esta materia, ha remitido los casos a los distintos territorios. Cantabria y Murcia "se han tomado muy en serio las denuncias" con expedientes e incluso sanciones, pero del resto apenas se tiene respuesta. Y eso que ha enviado más de 270 comunicaciones a las autonomías.
Ni empresas ni productores están conformes con este reparto competencial, pues entienden que en las comunidades más aperturistas con el comercio se puede favorecer más a la distribución buscando precios bajos para el consumidor. Y ponen un ejemplo: una cadena de supermercados a nivel nacional que incurra en la mismas práctica en todo el país podría recibir hasta 17 denuncias (una por autonomía) y otras tantas sanciones, o bien ni una sola.
La otra gran queja, sobre todo de los agricultores, es que el régimen sancionador "no es disuasivo" y que no se sabe la identidad de los sancionados.
El Gobierno admite que el castigo no es alto, aunque dicen que lo que se busca penalizar es la reincidencia. Anticipa que habrá "mayor vigilancia" sobre mayoristas y distribuidores.