Cinco pueblos buscan un abastecimiento de agua alternativo a sus pozos por los nitratos

Alerre, Banastás, Chimillas, Igriés y Yéqueda registran también altos niveles de cal. Apuestan por crear una mancomunidad y pedir ayudas para hacer un proyecto compartido.

El alcalde de Igriés, Roque Adrada, en el pozo de abastecimiento del que se nutre también Yéqueda.
El alcalde de Igriés, Roque Adrada, en el pozo de abastecimiento del que se nutre también Yéqueda.
javier broto

Cinco pueblos del entorno de la capital oscense –Alerre, Chimillas, Banastás, Yéqueda e Igriés– se han unido para buscar un abastecimiento alternativo a los pozos de los que se sirven todos, por los altos niveles de nitratos y de cal de sus aguas. De este modo, también se asegurarían el suministro, que depende únicamente de las reservas del subsuelo del acuífero. Yéqueda ya se quedó sin agua hace unos años y ahora empieza a notar que el nivel ha disminuido. Cuando esto sucede y, aunque no llegue a haber sequía, los niveles de contaminación suben porque hay una mayor concentración de las sustancias.


El Instituto Aragonés del Agua (IAA) ya redactó un informe preliminar en el que se apuntaba la posibilidad de construir una balsa entre el núcleo de Igriés y la autovía A-23, desde la que saldrían las conducciones a todas las poblaciones, situadas a menor altura y ubicados en un radio de unos ocho kilómetros de Huesca. Por ello, estos municipios, que suman unos 2.000 habitantes, quieren retomar ahora el proyecto, para el que se plantean crear una mancomunidad y buscar financiación a través de los organismos competentes.


Yéqueda ya tuvo que recibir agua con cubas en octubre de 2011 y en marzo del año siguiente el Ayuntamiento de Igriés, al que pertenece, se vio obligado a emitir un bando con restricciones de consumo. Después de esos episodios, se realizó una obra para tener una segunda opción de suministro, por lo que ahora reciben agua de Las Paulesas, de donde anteriormente se abastecía la ciudad de Huesca.

Sin embargo, "está saturada de cal", indica el alcalde de Yéqueda, Roque Adrada, lo que obliga a los vecinos a tener descalcificadores para evitar el daño a los electrodomésticos. El ayuntamiento, por su parte, tiene que acometer muchas reparaciones en la red. Por ello, su alcalde entiende que la construcción del embalse es imprescindible. Después, indica que se podría conseguir algún permiso de la Confederación Hidrográfica del Ebro (CHE) para llenarlo.


A su juicio, lo ideal sería tener un abastecimiento común así como una depuradora para tratar el agua. De hecho, esta última infraestructura también se contempla en el citado informe de Instituto Aragonés del Agua. Esta obra les permitiría simplificar la red de suministro a todos los municipios. "Si desde el embalse se hiciera una tubería, ya no tendríamos el problema de bombear el agua. Ahora, lo hacemos dos veces: la sacamos del pozo y después la bombeamos para darle presión a los ciudadanos. Sería un proyecto en común y disminuiríamos costes", comenta Roque Agrada, que se muestra dispuesto a retomar este proyecto que se impulsó hace cuatro años a raíz de la sequía en su localidad.

Bajan las reservas

"El problema es que nos abastecemos todos de pozos subterráneos y ahora empiezan a ir más justos de reservas. Ya hemos tenido que utilizar el abastecimiento alternativo que montamos en 2011", apunta con respecto a las restricciones y recuerda que hace cuatro meses que no llueve y que en septiembre podrían estar en un punto crítico.


Por su parte, el alcalde Alerre, Francisco Santolaria, se ha marcado el reto de conseguir esta mejora en este mandato porque padecen los mismos problemas de calidad de las aguas que en todos los demás municipios. "Queremos hacerlo de una forma mancomunada para crear una estructura más eficiente", apunta. Aunque no han sufrido problemas de suministro, cree que se tiene que avanzar al menos en el proyecto para poder ejecutarlo cuando haya disponibilidad presupuestaria. "Al menos para tener claro qué opciones hay y cómo hacerlo en caso de necesidad", señala, pensando también en que quizá el pantano de Montearagón podría ser una fuente de suministro.


"El primer paso sería crear una mancomunidad, para que hubiera un interlocutor único, redactar un proyecto con varias alternativas y presentarlo a las instituciones para conseguir la financiación", resume el alcalde de Chimillas, Juan Ramiro. Aunque en su caso nunca se han quedado sin suministro –ni siquiera en los años de sequía–, resalta la necesidad de este proyecto para garantizar la calidad del agua. En su municipio, también hay muchas viviendas con descalcificadores. "Más que la cal, el problema son los nitratos", comenta.

Prolongar el suministro

Por otra parte, "llevamos ya años con este tema, pero tengo la impresión de que tardará muchos años más", indica el alcalde de Banastás, Ángel Gracia. No obstante, señala que sobre otros pueblos tiene una ventaja y es que toma el agua a 16 metros de profundidad, mientras que Chimillas la capta a 4 metros y Alerre a uno. Por ello, "cuando echan abonos y nitratos en los campos, tarda más en llegar a ese nivel", comenta. Con todo, entiende que es una obra necesaria. De hecho, incluso explica que quizá se podría pensar en alargar las conducciones hasta Huerrios, Banariés o Cuarte, para sumar más habitantes, aunque estos últimos núcleos pertenecen al municipio de Huesca. "A mí no me importa que llegue a unos u otros, sino dar calidad y el mejor servicio posible", señala.
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