Soro recibió ayer a los alcaldes de Figueruelas, Luceni, Pedrola, Mallén, Alcalá de Ebro, Boquiñeni y Gallur en el Pignatelli y hará lo propio la semana que viene con los de la N-II con el fin de sumar esfuerzos para lograr que de una vez por todas se desdoblen las carreteras y se acabe con la retaíla de accidetes mortales que acumulan. "Hay que escuchar, coordinar esfuerzos y mantener la unidad de acción independientemente de los colores políticos, que es algo completamente secundario en esta situación", dijo.

Al mismo tiempo que exigen partidas para acometer las obras, las administraciones de Aragón pretenden "echarle imaginación" y buscar soluciones alternativas a la alta siniestralidad del tramo. "Hay que sacar los camiones de la carretera pero hay que sacar también vehículos particulares de la carretera", añadió.

Soro mostró su confianza en que no haya que convocar movilizaciones, puesto que lo que defienden son actuaciones "absolutamente viables y no macroproyectos inalcanzables".

Por su parte, el alcalde de Pedrola y presidente de la comarca Ribera Alta del Ebro, Felipe Ejido, señaló en representación del resto de sus compañeros que salían de la reunión "muy ilusionados" porque su voz se escuchará ahora en Madrid. "Por primera vez en 16 años de lucha el Gobierno de Aragón se ha puesto a la cabeza de las reivindicaciones", dijo.

Ejido respaldó la propuesta de desviar tráfico ligero de la N-232 al ferrocarril con el argumento de que los conductores podría hacer el viaje en 20-30 minutos en tren y ahorrarse "el problema" de aparcar. "Es lo que se está haciendo en el resto de Europa", añadió.