Y, como capitán de la Rojita que fue designado al inicio del torneo por el seleccionador, Luis de la Fuente, Vallejo pasó a la historia como el hombre que levantó el trofeo en el palco del estadio de Katerini, al norte del país heleno, lugar emblemático ya para la emergente carrera del joven futbolista aragonés. Con apenas 18 años, el más joven del grupo, junto con su compañero de línea, el sportinguista Meré, Vallejo ha sentado cátedra como jugador y como persona en un grupo lleno de talentos.

El zaguero de Las Delicias remata así un año de ensueño, excepcional en el ámbito particular y, probablemente, con sobresalientes repercusiones en un futuro no lejano dentro de las maniobras necesarias para reflotar el Real Zaragoza del desastre en el que lo recogió la Fundación Zaragoza 2032 hace un año. Vallejo se marcha hoy de vacaciones para poder celebrar un año en el que ha debutado con el primer equipo del Real Zaragoza, se ha convertido en el capitán del cuadro blanquillo, se ha estrenado asimismo con la selección española sub-21 –antesala de la absoluta– con dos años de adelanto respecto de su edad y, desde ayer, puede presumir de ser campeón de Europa con la sub-19. Esto último, un hito que ha significado en los últimos 15 años el nacimiento y el trampolín de buena parte de los internacionales actuales de Vicente del Bosque.

Jesús Vallejo se ha revalidado así como una joya de grandísimo valor dentro del seno del Real Zaragoza. Un activo de presente para el cuadro blanquillo y una piedra preciosa que cobra un valor inusitado en un mercado que, hace días, se lo rifa entre los mejores y más grandes equipos de la Liga española y varias extranjeras. Este título europeo de anoche eleva el caché de Vallejo en términos internacionales. El central zaragozano forma parte ya de la incipiente élite de futbolistas españoles por pleno derecho. Esa copa que él levantó al cielo griego con pasión es el pasaporte que cambia su rol en el espectro futbolístico español. A toda velocidad, ha pasado de ser una sorprendente promesa a convertirse en una auténtica realidad.

Su fútbol como defensor está a la altura de los grandes futbolistas que lo acompañan en esta generación: Asensio, Ceballos, Mayoral, Nahuel, Merino, Meré, Caricol... Ayer, estuvo impecable en defensa. Y, en ataque, demostró su progresión en el remate a balón parado. Fue un peligro en todos los córners y le llegaron a anular un gol por fuera de juego.

Anoche, en la concentración zaragocista en Boltaña, sus compañeros y entrenadores vivieron el partido ante los rusos con la máxima atención. Y se celebró el título como si estuvieran alzando el trofeo con el propio Vallejo. El aragonés es la bandera del equipo.