Adiós a un mes de ayuno

El Ramadán de este 2015 finalizó ayer en las instalaciones de La Granja, donde miles de musulmanes que viven en la capital despidieron su mes de sacrificios.

Cerca de 5.000 musulmanes despidieron el Ramadán ayer en el centro deportivo La Granja.
Cerca de 5.000 musulmanes despidieron el Ramadán ayer en el centro deportivo La Granja.
Guillermo mestre

En chilaba o camisa, con o sin la cabeza cubierta... miles de hombres y mujeres practicantes del islam, de un amplio abanico de edades, madrugaron ayer para acudir a una cita imprescindible en su calendario: el final del Ramadán. Después de un largo mes sin poder comer, beber, fumar o mantener relaciones sexuales durante el día, la comunidad musulmana de Aragón se despidió del ayuno hasta el año que viene.


De buena mañana, antes de las 9.00, una larga fila en la que destacaban los brillantes colores de las túnicas de las mujeres se formó en el acceso al centro deportivo municipal de La Granja, donde al igual que el año pasado tuvo lugar la fiesta de despedida del Ramadán. "Es una celebración religiosa, no hay que olvidar eso", señaló Fawaz Nahhas, presidente de la Comunidad islámica aragonesa.


El adiós al ayuno estuvo marcado por una agradable temperatura (a las 9.00 todavía no había empezado a subir el mercurio de los termómetros) y un sol radiante, aunque luego por la tarde sí que descargó tormenta.


Un imán de la decena de mezquitas que hay en Zaragoza ofreció un sermón a los cerca de 5.000 fieles que se acercaron a las instalaciones próximas al Príncipe Felipe. La unidad de los musulmanes y las preocupaciones actuales de los seguidores del islam fueron el epicentro de este rezo colectivo.


La jornada continuó en familia y con cierto carácter festivo: después de la oración matutina, los musulmanes se reunieron para comer juntos y disfrutar de una merecida recompensa después del ayuno. Además, las comunidades de los barrios de Zaragoza sirvieron té, zumos y dulces durante la mañana, para recuperar las fuerzas perdidas estos 30 días.


Ahora, la comunidad islámica de Aragón, formada por alrededor de 53.000 creyentes, vuelve a la normalidad en lo que a alimentación se refiere, ya que a pesar de la abstinencia han seguido desempeñando sus actividades y trabajos a diario, dentro del esfuerzo físico que se pueda aguantar.

Sin beber agua a 40 grados

Si el Ramadán siempre es duro, aunque se haga por voluntad propia y como un acto de fe, la penitencia de este 2015 ha tenido una dificultad añadida debido a la ola de calor que ha afectado a la Comunidad estas semanas. Los más de 40 grados que han registrado los termómetros de la capital aragonesa han pasado factura en los practicantes musulmanes, que como consecuencia del ayuno no han podido ni beber agua.


Nahhas explicó que, pese al obstáculo de la canícula, la gente ha aguantado bien y ha asumido sin problemas la penitencia. Pequeños trucos como mantenerse a la sombra, ducharse varias veces al día para refrescarse y enguajarse la boca (sin tragar), han ayudado a los musulmanes de la Comunidad a aguantar este mes sagrado a cuarenta grados sin comer ni beber. "Es voluntario y se lleva con ánimo, a pesar del calor", señaló Nahhas. Ahora empieza la cuenta atrás para el próximo Ramadán y será la luna la que se encargue de decidir cuál será el día de inicio.

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