Muere Javier Krahe, antijuglar y azote de biempensantes

El satírico y mordaz cantautor falleció ayer de madrugada, a los 71 años, víctima de un infarto, en su casa de Zahara de los Atunes. Irreverente agitador de conciencias, deja una quincena de discos con 150 canciones.

El cantautor Javier Krahe, en una visita que hizo en enero de 2005 a Zaragoza.
El cantautor Javier Krahe, en una visita que hizo en enero de 2005 a Zaragoza.
heraldo

Javier Krahe tenía cita con la muerte en Zahara de los Atunes. El mordaz cantautor, el satírico e irreverente compositor, azote de biempensantes y agitador de conciencias acomodadas, falleció en la madrugada de ayer a causa de un infarto. Le sobrevino en su casa de la costa gaditana, donde descansaba rodeado de los suyos.


El pasado 30 de marzo había cumplido 71 años este ácrata culto, cáustico y jocoso, portentoso ajedrecista, brillante conversador y fidelísimo amigo de sus amigos. Sus restos serán incinerados mañana en el tanatorio de la M-30 de Madrid.


Como Nicanor Parra encarnó la antipoesía, ha sido Krahe un genuino antijuglar. Al contrario de los trovadores que a cambio de dádivas y monedas recitaban versos complacientes para reyes y magnates, Krahe ofrecía dentelladas y puñetazos que cantaba con las envenenadas rimas que regalaba a su público a cambio de afecto y empatía. Tenía muy claro que donde hay dinero, "en el mercado, no se lleva lo que yo hago". Comercializó, con todo, un buen puñado de discos con cerca de 150 canciones con las que confirmó su decidida voluntad de ‘mosca cojonera’, dispuesto siempre a cantar verdades incómodas con ritmos pegadizos con una voz grave, áspera pero cálida y más que singular.


Controvertido, ácido y deliberadamente polémico, se definía a sí mismo como un "fuera de la grey". Quiso ser el George Brassens español y se labró una carrera sostenida pero con altibajos, huyendo del primerísimo plano y en la que la sátira y la provocación fueron una marca y una carga. Compañero de fatigas de Joaquín Sabina en los tiempos de ‘La Mandrágora’, en los primeros ochenta, grabó una quincena de discos.


Javier Krahe de Salas había nacido en Madrid, el 30 de marzo de 1944, en el céntrico y acomodado barrio de Salamanca. Estudió en el Colegio del Pilar, el mismo que Aznar y tantos y tantos líderes, dirigentes y empresarios en las antípodas de su forma de ser y de pensar. Comenzó luego estudios de Ciencias Empresariales que abandonaría para fracasar en el cine como ayudante de dirección.


Tras establecer relación sentimental mientras hacía la mili con Annick, la canadiense que se convertiría en su esposa, se trasladó a Canadá, donde iniciaría una incierta carrera como letrista mientras trabajaba en una librería de donde le echaron por prestar más atención a la lectura que a las ventas y los clientes. Sus modelos eran Leonard Cohen y Georges Brassens, de quien tradujo y adaptó canciones –Su ‘Marieta’ es memorable–. Su hermano puso música a sus primeras letras, unos temas que interpretaron también colegas y pioneros en la canción protesta como Rosa León.


De vuelta a España en 1972, sería otro inadaptado y más que crítico con el sistema y sus manejos, Chicho Sánchez Ferlosio, quien le animaría a actuar en locales como ‘La Aurora’, en el madrileño barrio de Malasaña, donde se cocinaba la Movida y donde se asoció a Joaquín Sabina y Alberto Pérez. El heterogéneo trío grabó en 1981 un disco legendario, ‘La Mandrágora’, con el nombre del local donde se forjó la leyenda de Sabina.

En solitario

Se había pateado mil y un garitos antes de debutar como solista con el disco ‘Valle de lágrimas’, en el que perfila su estilo corrosivo y sarcástico, cimentado en su voz grave, con sus vitriólicas rimas y compases muy básicos, aunque en los discos siguientes los arreglos se hicieron más complejos, con notas de jazz y otros universos sonoros.


En 1986, TVE censuró su canción ‘Cuervo ingenuo’, en la que satirizaba la ambigüedad ideológica del PSOE ante la entrada en la OTAN. En 1988 llegó ‘Elígeme’, un directo en la homónima sala madrileña con temas como ‘La hoguera’, ‘¡Olé tus tetas!’ y ‘Villatripas’. Funda por entonces la discográfica independiente ‘18 Chulos’ junto a Pepín Tre, Santiago Segura, el Gran Wyoming, Faemino y Pablo Carbonell, y con ella edita discos como ‘Dolor de garganta’, ‘Cábalas y cicatrices’, ‘Cinturón negro de karaoke’, ‘Querencias y extravíos’, ‘Toser y cantar’, ‘En el Café Central de Madrid’ y ‘Todo es vanidad’. Cierra su discografía con ‘Sacrificio de dama’, ‘Versos de tornillo’ y ‘Las diez de últimas’.


Durante una década debió afrontar denuncias y diatribas por una polémica iniciada en 2004, cuando en un programa de Canal Plus se emitieron imágenes de un documental sobre su vida en el que se incluía un vídeo con una receta para cocinar un crucifijo.


Una de sus últimas y sonadas actuaciones fue el año pasado, cuando cantó junto al líder de Podemos, Pablo Iglesias, su famoso ‘Cuervo ingenuo’. En 1989 fue candidato al Congreso en la lista ‘Grupos Radicales por Madrid antiprohibicionistas sobre droga’.

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