Parece increíble, pero el tenis español volverá a vibrar en una final de Wimbledon. Garbiñe Muguruza, de 21 años, venezolana de nacimiento, se mide hoy (15.00, Canal +) en la pista central en su primera final de ‘Grand Slam’ a la todopoderosa Serena Williams por un lugar en la historia. En caso de levantar el trofeo, acompañará a Conchita Martínez (vencedora en 1994) como únicas españolas en saborear el éxito en la catedral del tenis. Aunque no hay que olvidar a Arantxa Sánchez Vicario, que fue finalista en 1995 y 1996, y a Lilí Álvarez, que disputó tres finales entre 1926 y 1928. Otros tiempos.

Muguruza tenía nueve meses cuando la montisonense ganó Wimbledon. Era entonces la número 3 del ranquin, justo por detrás de la barcelonesa en un circuito dominado por la alemana Steffi Graf, ganadora de 7 títulos en la hierba londinense y verdugo de Arantxa en las dos finales que jugó. Hoy, las dos españolas con mejor ranquin son la grancanaria Carla Suárez, en el puesto noveno, y Garbiñe Muguruza en el vigésimo lugar, aunque saldrá de Londres bastante más arriba.

Su rival, Serena Williams, es la número 1 del mundo. Ganadora de 20 ‘grandes’ (a dos del récord absoluto Graf), peleará por su sexta corona en Wimbledon. De su contrincante, afirma la estadounidense que "no estará intimidada". La española, con quien ha chocado tres veces hasta la fecha con balance favorable de 2-1, ya la eliminó el año pasado en cuartos de Roland Garros por un contundente 6-2, 6-2.

"Va a ser complicado jugar ante alguien que lucha cada punto hasta el final. No es cómodo enfrentarse a una tenista así", afirma la menor de las Williams, que tras aquella derrota en París declaró que ese partido le "abrió los ojos". "Algunas derrotas te hacen enfadar, pero de otras aprendes mucho. De ese partido que perdí ha sido del que más he aprendido en mucho tiempo. Perder ese encuentro me abrió los ojos", dijo Serena en la sala del prensa del All England Tennis Club de Londres. De nuevo este año, Garbiñe y la estadounidense se volvieron a ver las caras en el Abierto de Australia, donde Muguruza cayó por un ajustado 2-6 6-3 6-2 y la tuvo contra las cuerdas.

Por su parte, la española está tranquila ante la gran cita de su vida. "Ésta es la final que siempre soñaba y ahora quiero ganarla" y añade que medirse a la mejor jugadora universal "es el mayor reto". Aunque se acuerda y mucho de aquella tarde en Roland Garros. "Creo que no le hace mucha gracia jugar conmigo", comenta Garbiñe.

La trayectoria de ambas durante la temporada hasta esta gran final es bastante diferente. La estadounidense arrancó 2015 levantando el Abierto de Australia y apeando a Muguruza en octavos. No ganó en Indian Wells, donde volvía a competir 14 años después, pero sí lo hizo en Miami, derrotando a Carla Suárez en la final. Garbiñe pasó sin pena ni gloria por los torneos norteamericanos y no alcanzó una ronda importante hasta los cuartos de Roland Garros. Su torneo previo a Wimbledon fue Eastbourne, done cayó en octavos. A Williams hay que sumarle unas semifinales en Madrid y un ‘Grand Slam’ más, ya que en la final de Roland batió a la checa Lucie Safarova.

La menor de las Williams, además, ha dado muestras de su solidez casi impenetrable sobre la hierba londinense. Se deshizo de Maria Sharapova (6-2 y 6-4, en una hora y 18 minutos) en la segunda semifinal del ‘major’ británico.

Juventud contra experiencia, valentía contra dominio, hacer historia o crear leyenda. En definitiva, Garbiñe Muguruza contra Serena Williams. Para la norteamericana, acomodar aún más su asiento en el Olimpo con 21 ‘grand slams’. Para la española, mirar a la cara a leyendas españolas como Conchita Martínez o Arantxa Sánchez Vicario. Todo está servido en la catedral.