El alemán Tony Martin, líder tras la batalla de los adoquines

Contador entró en la meta con la rueda delantera averiada, pero no cede tiempo con los favoritos.

Tony Martin, al frente del pelotón ayer en uno de los tramos de pavés.
Tony Martin, al frente del pelotón ayer en uno de los tramos de pavés.
KIM LUDBROOK/Efe

El ‘Tanque’ alemán Tony Martin (Etixx), triple campeón del Mundo contrarreloj, se vistió de líder en la temida etapa de los adoquines disputada entre la localidad belga de Seraing y la francesa de Cambrai, de 223,5 kilómetros, en la que se impuso en solitario tras un demarraje final que sorprendió al grupo de favoritos y velocistas que aspiraban al triunfo.


Martin, de 30 años, se quedó sin el liderato la víspera en Huy por 6 centésimas ante Froome. Un día después el ciclista de Cottbus desplazó al británico y, por fin, subió al podio a enfundarse la prenda dorada del Tour.


En cuatro etapas, cuatro líderes. Para tal honor Martin jugó la carta ganadora a falta de 3 kilómetros. Saltó del grupo principal, unos 25 sobrevivientes de los 7 tramos de pavés, donde nadie reaccionó. Mientras se miraban para ver quien salía a por él, el ciclista del Etixx ya estaba celebrando la victoria.


Martin ganó la etapa más larga de la 102 edición tras las 5.30, con tres segundos de adelanto sobre su compatriota John Degenkolb y el eslovaco Peter Sagan. Con el mismo tiempo Froome, Contador, Nibali, Quintana, Valverde y Purito.


La jornada del adoquín no fue ninguna carnicería, como muchos presagiaban. No hubo agua y los 7 tramos que completaban 13,5 kilómetros no fueron tan agresivos como los de hace un año, cuando quedó el Tour patas arriba. Los líderes salieron indemnes, en las mismas marcas.


Froome al frente de la general real, la de los favoritos, con Contador a 36 segundos, Nibali a 1.38 minutos y Quintana a 1.56. El británico de origen keniano siempre estuvo atento en cada uno de los sectores pavimentados y tan solo al final bajó la guardia sin trauma alguno perder el maillot amarillo.


Contador entró en la meta con la rueda delantera averiada, lo que le impedía correr con normalidad, por lo que se mostró satisfecho de no haber cedido tiempo en la general con los favoritos. «He tenido un problema en la rueda en los últimos 25 kilómetros pero era imposible cambiar. Al final me ha aguantado», relató.

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