-Estamos absolutamente comprometidos con el cumplimiento del déficit y el rigor presupuestario, pero los planteamientos hechos hasta ahora son totalmente inasumibles para mantener el estado de bienestar. Hay que hacer un reparto del objetivo de déficit distinto entre el Estado y las comunidades y el Gobierno central debe apretarse más el cinturón. Lo plantearemos en el próximo Consejo de Política Fiscal y Financiera. La política económica de los próximos meses tiene que compatibilizar el cumplimiento del déficit con permitir la reconstrucción de los servicios públicos. Por otra parte, Aragón tiene margen para mejorar sus cuentas a través de una mejora en la gestión.

-Pero esa negociación del nuevo déficit llevaría meses y a corto plazo las necesidades son urgentes.

-El margen de maniobra que tenemos a corto plazo en los ingresos es inexistente. Tenemos que ver exactamente cómo están las cuentas, qué margen hay para reasignar partidas de gasto, para acometer lo que en campaña y a través de los acuerdos nos hemos comprometido a hacer, que es poner en marcha una renta social básica. Hasta el año que viene no sería posible aplicar esta medida porque es una ley que hay que tramitar y complicada. Y hay otros asuntos relacionados con la pobreza energética o con las becas de comedor.

-¿Van a ser esas sus primeras medidas?

-Hay una prioridad inmediata que es la paralización de la Lomce. Eso no cuesta dinero pero tiene un alto valor simbólico porque marcará una nueva etapa. El segundo destello va a ser ese Consejo de Política Fiscal en el que después de años en los que Aragón ha asistido sumisa, pasiva y cómplice de unas políticas de ajustes atroces para los servicios públicos, vamos a defender una política distinta, manifestando nuestra disconformidad y disposición a forzar la búsqueda de otras políticas con un reparto distinto del déficit.

-¿No cree que la paralización de la Lomce genera incertidumbre para los alumnos?

-No, porque lo demanda la propia comunidad educativa.

-Y ¿no hay cierta deslealtad institucional cuando se trata de una ley orgánica de obligado cumplimiento?

-No estamos incumpliendo la ley orgánica. Estamos aplicando lo que la ley les permite aplicar a las comunidades. De deslealtad en todo caso cabe acusar al PP, que ha boicoteado cualquier posibilidad de pacto educativo. Hizo una ley contra toda la comunidad educativa y todas las fuerzas políticas.

-¿Ve imposible cumplir el déficit?

-Vamos a llegar a la DGA con el déficit prácticamente incumplido.

-Eso supondrá un nuevo plan de ajuste y más dificultades para acometer sus compromisos.

-Nos adentramos en una senda que tiene obstáculos, dificultades. Soy partidario del rigor presupuestario, pero no es el principio que marcará mi gestión. No pasará nada si por atender las urgencias sociales y empezar a combatir la pobreza y la exclusión social no se cumple.

-El déficit se cumple si hay control presupuestario y más ingresos, ¿cómo se van a generar más recursos?

-Más ingresos va a haber por la simple activación de la economía. Calculábamos que podrían ser en 2016, con pinzas, en torno a 150-200 millones.

-¿Va a subir o crear nuevos impuestos?

-No nos planteamos aumentar la presión fiscal. Puede ser que, más que con afán recaudatorio y sí simbólico y ejemplar, gravemos el IRPF en el tramo autonómico a las rentas más altas.

-Buena parte del anuncio de rebaja del IRPF de Rajoy se sostiene en que las comunidades bajen también su tramo.

-En el caso de Aragón, no tendrá esa complicidad. La rebaja fiscal de Rajoy es irresponsable y electoralista.

-¿Y Sucesiones y Donaciones?

-No se va a tocar.

-¿Creará otros tributos autonómicos?

-Plantearíamos otros impuestos medioambientales siempre y cuando tuviéramos claro que no iban a entorpecer la actividad económica.

-¿Recuperará el de tendidos eléctricos?

-En este momento, no.

-Aseguró en el debate que no hará ni un kilómetro de carretera si hay necesidades sociales. Pero si hay un sector castigado en la crisis ha sido el de la construcción y obra pública.

-En una situación de recursos escasos, la política tiene que optar por unas prioridades o por otras. Antes que invertir en infraestructuras, hay otra inversión más necesaria que es en I+D+i.

-Hay reivindicaciones permanentes como la Travesía Central o Canfranc...

-No vamos a cejar en el esfuerzo de instar al Gobierno de España a que mantenga viva esta reivindicación ante Europa y Francia y hay que presionar al Estado para que la Administración central en Aragón asuma sus obligaciones y desarrolle sus competencias. Pero la política de infraestructuras debe ser más modesta y ponerse al servicio de potenciar a Aragón como gran plataforma logística. No tiene sentido hacer planteamientos grandilocuentes. Hay que pensar en establecer un comunicación ferroviaria con el puerto de Bilbao. Es importante activar la Terminal Marítima de Zaragoza, que reforzaría Mercazaragoza. Y es fundamental la salida hacia el puerto de Valencia. Esas son mis prioridades.

-¿Cuál va a ser el planteamiento en cuanto a infraestructuras turísticas y la unión de estaciones?

-Continuista. Nadie tiene que tener miedo. Pero está claro que estas actuaciones requieren grandes consensos.

-CHA y Podemos no son partidarios de estas inversiones. ¿Va a buscar aliados en otras fuerzas políticas?

-En el debate quedó claro por parte de las fuerzas que suscribieron mi investidura que estábamos haciendo los acuerdos que estábamos haciendo y había asuntos excluidos. Por ejemplo, la política hidráulica. No es un secreto que en esto estoy más cerca del PP y el PAR que de los partidos de la izquierda. Todo lo que no esté acordado ya, tendrá que ser sometido al consenso de todas las fuerzas. No me planteo volver atrás respecto a cuestiones que con mucho esfuerzo se han logrado pactar.

-¿Qué medidas se van a poner en marcha contra la corrupción?

-Hay un acuerdo en una ley de transparencia magnífica y hay que ir por ese camino. Planteo un nuevo concepto de la función pública con más peso de la Administración que la política en la toma de decisiones. Hay que avanzar en leyes concretas, que tienen que ver con la contratación y la gestión del día a día. Confío más en estas medidas que en códigos éticos de los que tanto se presumen.