"Está siendo un horror, es imposible apagarlo"

la virulencia del fuego impresionó a los vecinos y a los miembros de los equipos de extinción.

Una cuadrilla terrestre de la DGA, observando el incendio.
Una cuadrilla terrestre de la DGA, observando el incendio.
maite santonja

A media tarde de ayer, el panorama que se divisaba desde lo alto del pico El Fragal, en las Cinco Villas, era casi apocalíptico. Entre Luna y Orés, en una extensión de más de 20 kilómetros de largo, los múltiples focos del pavoroso incendio generaban un sinfín de enormes columnas de humo negro y denso que se elevaban y llegaban a oscurecer el cielo provocando que el sol se viera con un inquietante tamiz anaranjado. "Fijaos que casi no hace ni calor, si no fuera por el humo estaríamos sudando y asfixiados", comentaban varios habitantes de la zona que habían subido hasta allí para observar el avance del fuego.


"Los medios de extinción están desbordados, es un desastre", comentaba resignado el alcalde de El Frago, Francisco Javier Romeo, que recordaba que la zona ya sufrió un incendio no tan grande "hace 20 años". A los pies del monte, a unos pocos kilómetros en línea recta, podía verse el casco urbano de Orés, que estaba siendo evacuado y del que los coches salían en hilera. "Somos unas cien personas empadronadas, pero siendo un sábado de julio seguro que en el pueblo había bastante más gente", recordaba un vecino de esa localidad.


El alcalde de Luna, Luis Miguel Auría, también se acercó hasta la zona del fuego en cuanto le avisaron. "Todo el mundo ha intentando echar una mano con los tractores o con lo que se pudiera, pero no ha habido forma, lo que arde es casi todo pinar y no hay suficientes campos de cultivo como para hacer cortafuegos –relataba–. Está siendo un horror, con estas condiciones es imposible apagarlo". Los habitantes de este municipio prepararon bocadillos para los equipos de extinción y acondicionaron el albergue y el pabellón para que las brigadas pudieran descansar.


A lo largo de la tarde, en la zona del incendio se concentraron hasta 12 cuadrillas antiincendios –siete terrestres y cinco helitransportadas–. Sin embargo, en muchos momentos esos equipos terrestres no pudieron trabajar porque las áreas que estaban ardiendo no tenían accesos suficientemente seguros o porque la virulencia del fuego hacía inútil cualquier esfuerzo. "Allí al fondo se ven llamaradas de 30 metros de altura –comentaban señalando hacia el fondo de una val los miembros de las cuadrillas de Las Pardinas y Los Mallos–. A esos focos no te puedes acercar a menos de cien metros, así que mientras el incendio siga así poco podemos hacer", decían en un momento de descanso.


El nuevo presidente de Aragón, Javier Lambán, y los consejeros salientes –pero todavía en el cargo– de Medio Ambiente y Presidencia, Modesto Lobón y Roberto Bermúdez de Castro visitaron los municipios afectados por el incendio a última hora de la noche junto con el portavoz del PSOE en las Cortes, Javier Sada.

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