Dos hombres intentaron mediar para evitar la paliza mortal de la plaza de José María Forqué
Los testigos creen que agresor y víctima se conocían, porque al intentar separarlos se apartaron y continuaron con su discusión en otro lugar.
Según fuentes próximas al caso, entre las personas que se encontraban en la plaza de José María Forqué el pasado 19 de junio cuando se produjeron los hechos figuran dos hombres que llegaron a mediar para intentar impedir la pelea. Los testigos vieron discutir a Enrique Guillén con otro individuo, temieron que llegaran a las manos y les pidieron que se calmasen. Pero sus esfuerzos por poner paz fueron baldíos, porque ninguno de los contendientes les hizo caso.
Ambos hombres decidieron apartarse del banco donde se encontraban estos testigos y continuar con la bronca en otro rincón de la plaza. Como informó ayer HERALDO, la pelea terminó de la peor forma posible, puesto que, como consecuencia de los golpes y patadas encajados en la cabeza, Enrique Guillén entró en coma y falleció sobre las 5.30 del pasado miércoles.
Por el testimonio de estos testigos, los investigadores piensan que agresor y víctima se conocían y pertenecían al mismo entorno marginal. Porque si el fallecido era toxicómano y había sido condenado en varias ocasiones por delitos contra la propiedad y las personas, el presunto homicida también parece arrastrar antecedentes policiales. Tampoco descartan que uno y otro coincidieran en el centro penitenciario de Zuera.
De la violencia del ataque dio cuenta una mujer que el día de autos se encontraba en la plaza de José María Forqué. La testigo vio que ambos hombres discutían y que, en un momento dado, uno de ellos caía al suelo. Al verlo tendido en el suelo, su oponente continuó dándole golpes y patadas. De hecho, parece que llegó a agacharse y sujetarle la cabeza para darle un último y fuerte puñetazo en el rostro.Tras hacerlo y al ver que Enrique Guillén Álvarez se quedaba inmóvil, el agresor se dio a la fuga sin mostrar ningún interés por el estado del herido.
Parece que varios testigos de la agresión pidieron enseguida ayuda, lo que permitió que rápidamente se desplazara hasta allí una ambulancia del 061. Pero la víctima entró en coma (según los médicos, de un 4-5 en la escala Glasgow) y ya nunca volvió a despertar.