Si el pasado martes el líder de Podemos, Pablo Echenique, hablaba de "punto de bloqueo por culpa del PSOE" en las negociaciones para cerrar un pacto de investidura, ayer rebajó el tono y llegó a plantear incluso la posibilidad de renunciar a alguna medida o punto del decálogo que han exigido a los socialistas para permitir a Javier Lambán ser presidente de Aragón. Después de una reunión entre ambos líderes –sin ‘streaming’–, las posturas se acercaron y como solución se acordó que hoy representantes de los dos partidos redacten –de forma conjunta– un documento final de acuerdo de investidura que podría escenificarse mañana mismo.

"Ante una discrepancia insalvable, no se me ocurre otra opción que plantear a la Mesa Ciudadana eliminar alguna de las medidas del decálogo". Esta fue la solución del líder de Podemos, que apostó por explicarlo, tras los últimos escollos de las conversaciones entre ambos partidos. Ayer por la tarde se reunió la dirección del partido morado para dirimir los puntos de conflicto y coincidencia.

No obstante, Echenique ya señaló algunos de ellos por la mañana, aunque siempre habló de "detalles" por cerrar. Se refirió al recorte de altos cargos y al límite salarial para los directivos de las empresas públicas (Podemos habla de un tercio y un sueldo que no supere el de un consejero y el PSOE insiste en una reducción mínima del 20% en la estructura departamental). También apuntó el modelo de televisión pública y la apertura del consejo de administración a la sociedad civil, una vez salvadas a priori las diferencias sobre la externalización del personal de los informativos. Los desahucios y la pobreza energética fue el otro asunto en el que en principio existe un cierto alejamiento. "Habrá que acabar de pulirlos. Entendemos que hay prisa", mostró su disposición Echenique, que aseguró que el acuerdo es "posible".

También el secretario general del PSOE, Javier Lambán, aseguró que las discrepancias son "salvables en general" y se mostró "optimista" respecto "al desenlace final" y a "un acuerdo de investidura que sea razonable y deje satisfechas a todas las partes". El socialista evitó la confrontación en todo momento, pese a los ataques que había lanzado Echenique la víspera al llamarles "trileros". De hecho, no quiso contestar directamente a estas acusaciones y dijo no tener "nada que decir ni reprochar". Además, elogió "el esfuerzo de diálogo de ambas partes" en este proceso.

Volvió a urgir el acuerdo por dos razones: "cierta inquietud en la sociedad" porque no existe aún un gobierno y la necesidad de paralizar la Lomce antes del 13 de julio. En esta línea, también instó a acelerar las negociaciones con CHA e IU, que aún no han comenzado oficialmente, y anunció que se iba a dirigir ayer mismo a ambos partidos para poner fecha a la primera reunión.

No obstante, los nacionalistas –son decisivos para dar la mayoría de izquierdas y permitir la investidura de Javier Lambán como presidente de la DGA– ya han dejado claro en sucesivas ocasiones que no se sentarán a hablar con el PSOE hasta que se escenifique el acuerdo con Podemos. Por tanto, las conversaciones no comenzarán, como mínimo, hasta mañana, por lo que podría alterarse el calendario que manejan los socialistas e incluso la previsión de iniciar mañana la ronda de contactos por parte del presidente de las Cortes con los grupos parlamentarios.

Los nacionalistas pondrán encima de la mesa 50 propuestas para debatir con el PSOE. Y en principio, la mecánica será similar a la de Podemos. Se pretende firmar un acuerdo a dos bandas. La incógnita será saber si el pacto de investidura va más allá y si CHA entra en la DGA. Aunque IU no es decisiva, Lambán también quiere cerrar un pacto con la formación.