Twitter lo carga el diablo

David Ferrer promocionó un teléfono desde uno de otra marca, Cañizares sacó a su mujer desnuda... Guillermo Zapata no es el primero en meter la pata.

Twitter lo carga el diablo
Twitter lo carga el diablo

"Obtuve 2.215 puntos en el #Doodlejump!!! Supera eso!". Los seguidores de José Antonio Monago no esperaban un tuit así de todo un presidente de Extremadura. Aquel despiste convenció a José Antonio Monago de que era mejor cerrar su cuenta. Aunque uno siempre puede poner como excusa al niño y a volar. Eso hizo Fátima Báñez, y era la ministra de Trabajo, cuando justificó que en su Twitter apareciera algo similar: "Obtuve 5.390 puntos en Bubble Shooter Adventures! ¿Puedes mejorarlo?". Ni que los políticos estuvieran todo el día jugando... Y ahora se han conocido los tuits de un cuestionable humor negro del ya exconcejal de Cultura de Madrid Guillermo Zapata.


Los famosos no aprenden. Santi Cañizares llegó a publicar en su cuenta una fotografía de su mujer desnuda mientras estaba en la ducha. El ahora comentarista deportivo dijo que la había subido uno de sus hijos y se disculpó. Pero en Twitter hay veces que es mejor dejar que escampe la tormenta que asomar el morro. Las mofas se multiplicaron de tal forma que ‘Cañete’ acabó estallando. La verdad es que no era la primera vez que daba un pretexto poco creíble. Lo mismo sucedió cuando se perdió el Mundial de Corea y Japón porque, según dijo, se produjo un corte en el dedo cuando se le cayó un frasco de colonia en la ducha, que, está claro, en su casa es un lugar de alto riesgo.


Ya tenemos la primera regla, si se mete la pata, a veces es mejor quedarse calladito. Pero hay otra universal e innegociable: estar convencido al cien por cien de lo que uno va a compartir con, en algunos casos, cientos de miles de personas. Eso ya lo ha aprendido Alejandro Sanz. Y lo sabe desde el día que una seguidora le tuiteó: "No puedo con las injusticias: caso Marta del Castillo!! Se me parte el corazón con estos padres. Le mandamos todo nuestro apoyo?". A lo que el cantante, sorprendentemente iracundo, replicó: "Qué manía tenemos de juzgar antes de que lo hagan los jueces... Marta es inocente hasta que un juez diga lo contrario". Había confundido a la pobre joven desaparecida y asesinada con Marta Domínguez, la atleta inmersa en un juicio por tráfico de sustancias dopantes. El patinazo se convirtió en trending topic mundial y generó una oleada de tuits en tono de burla con la etiqueta #alejandrosanzfacts.


Si no estás convencido de algo, ni te muevas. De lo contrario pegas un patinazo como el del futbolista Javi Jiménez y su desternillante panegírico. "Lamento la irreparable pérdida del luchador Nelson Mandela, sin lugar a dudas uno de los más grandes actores que ha dado Hollywood. Q.E.P.D". En el vestuario del Levante aún se están riendo.


Y si el tema es especialmente sensible, hay que multiplicar las precauciones. O se puede experimentar lo mismo que el actor y político Toni Cantó, un habitual en los charcos de las redes sociales, quien quiso ser algo transgresor opinando sobre la violencia de género ("La mayor parte de las denuncias son falsas...") y acabó metido en un jardín lleno de espinas del que trató de salir pidiendo perdón.


Porque si eres famoso, además, hay miles de personas esperando verte resbalar, como bien sabe Carmen Lomana, que picó el cebo que le lanzó un malvado, y avanzó la muerte de Emilio Botín. Aunque eso ha pasado en las mejores familias: Nadal también adelantó su pésame por Mandela. El pajarito te la juega cuando menos te lo esperas. Un despiste puede ser fatal. Como el día que David Ferrer, contratado por Samsung para dar visibilidad al Galaxy S4, lanzó a la red un mensaje enlatado loando el nuevo producto sin caer en la cuenta que en Twitter iba a aparecer que lo había publicado desde su iPhone. Un ‘epic fail’, como se conoce en el argot, de libro. O el día que la cantante de Russian Red se lió y tecleó: "La manera de combatir la falta de belleza es la extrema delgadez. Stop anorexia ya".


Pero si eres famoso y quieres estar en Twitter, otra regla inviolable: no te piques. El insulto es gasolina para los trolls, que son implacables y se multiplican como los Gremlins. Aunque estés cargado de razón es mejor ignorar la provocación, algo que no hizo Iker Casillas cuando, estupefacto, leyó en su teléfono, después de publicar una foto en la playa con su mujer y su pequeño vástago, que alguien le pedía que lanzara a su hijo al agua "a ver si flota". El capitán de La Roja no se contuvo y se puso a insultarle.


Tampoco se pudo aguantar Paula Vázquez cuando cometió uno de esos errores que pasan a la antología de las meteduras de pata: ser un bellezón y publicar tu número de teléfono. De repente, su móvil empezó a recibir miles de llamadas y mensajes. La presentadora se picó y tuiteó el número de teléfono de los que estaban molestándola, infringiendo la Ley de Protección de Datos.


Otras veces, el personaje directamente parece no saber la dimensión de su posición social. A Elena Valenciano, cuando era vicesecretaria general del PSOE, no se le ocurrió otra cosa durante una Eurocopa que tuitear: "Habéis visto a un tío más feo que Ribery???". El contador de las notificaciones empezó a dispararse de manera alarmante. Acabó disculpándose porque no sabía que el francés de la cara cortada había sufrido un accidente siendo un crío.


A David Bisbal le frieron el día que, en plena Primavera Árabe, tuiteó: "Nunca se vieron las pirámides de Egipto tan poco transitadas, ojalá que acabe pronto la revuelta". Un comentario que desató una ola de bromas bajo la etiqueta #turismobisbal. Picotazos del pajarito.