¿Dónde acaban los objetos que se olvidan y no se reclaman en aeropuertos y aviones?

Iberia realiza una o dos subastas al año, mientras que en Estados Unidos una tienda los vende.

Una de las clientas mirando lo que le ha tocado en la maleta
Una de las clientas mirando lo que le ha tocado en la maleta
Unclaimed Baggage Center

Si nos dejamos un libro en un avión o en la sala de espera de algún aeropuerto y nunca lo reclamamos, su destino puede ser muy variado. Todo depende de la ciudad en la que lo hayamos olvidado o la compañía en la que se vuela. En el caso de dejarlo en el Aeropuerto de Zaragoza, el tiempo que estará almacenado en alguna sala o cajón será elevado. Desde AENA explican que primero deben pasar dos meses en las dependencias del propio aeropuerto, esperando la llegada de su dueño. En el caso de que no haga acto de presencia, será la Policía Local la encargada de custodiarlo.


Según las informaciones facilitadas desde el Ayuntamiento de Zaragoza, la ropa y los juguetes se guardan durante tres meses más y si nadie los reclama, son donados a la Hermandad del Refugio de Zaragoza. Si es cualquier otro objeto, como podría ser un libro, su estancia en la comisaría es más larga. La Policía Local tiene la obligación de guardar estos artículos durante dos años. Una vez finalizado este plazo, su destino es la Fundación Federico Ozanam.


El resto de los aeropuertos españoles también tienen criterios propios. Los objetos de la T4 de Barajas pasan a disposición de Iberia, mientras que en el Aeropuerto de Málaga son donados a una ONG diferente cada vez. Por ejemplo, las últimas donaciones realizadas han tenido como destino Proyecto Hombre y Madre Coraje, entre otros.


En en caso de que la maleta o los objetos se olviden en las dependencias del avión, es la compañía aérea la encargada de tomar una u otra decisión. En Estados Unidos, concretamente en un pueblo de Alabama, existe una tienda que compra las maletas olvidadas y las vende. Según la legislación americana, después de 90 días, el equipaje se convierte en propiedad de la aerolínea, por ello, tiendas como esta lo pueden adquirir.


'Unclaimed Baggage Center' realiza una selección de los objetos que se encuentran en mejor estado y los sube a la tienda; el resto, unido a aquellos artículos que no se han conseguido vender, se donan a organizaciones sin ánimo de lucro.


En España no existe ningún ejemplo similar, pero esto no quiere decir que no se pueda encontrar una camiseta o un collar suyo en alguna tienda de su ciudad. Iberia está obligada por una ley de 1942 a realizar subastas para dar salida a todos los productos que llevan más de seis meses en sus almacenes de Barajas.


“Generalmente se hace una cada año, pero dependiendo del número de objetos que no se han reclamado, se pueden realizar dos”, señalan desde la aerolínea. Esto es lo que ha ocurrido este año. Hace menos de quince días, Iberia realizó una subasta, que anteriormente tuvo que publicitar a través del BOE para intentar encontrar a los dueños de los productos olvidados.


Con el dinero obtenido, la compañía paga los gastos de almacenamiento, los anuncios realizados, el notario y el resto de costes que conlleva la realización de la subasta. “En el caso de que sobre dinero, algo que generalmente no ocurre, se debe entregar al Ministerio de Fomento”, especifican. Según subrayan, la mayoría de los compradores son tiendas de segunda mano y casi siempre repiten de una a otra subasta, por lo que no sería de extrañar que cualquier día encontrara un pantalón suyo perdido en un vuelo colgado de un perchero.


Los diferentes lotes estaban compuestos por un total de 20.651 artículos, sin embargo, desde la compañía no concretan el dinero conseguido con ello, ni si sobró alguna cantidad. Entre todos los objetos que se subastaron, y cuyos dueños pudieron reclamar durante el mes siguiente al anuncio, había más de 3.000 prendas de vestir, de las cuales, solo eran nuevas 200, unos 500 cosméticos, otros tantos ordenadores y casi 1.000 teléfonos móviles. También se subastaron unos 3.000 libros, casi 600 juguetes y 38 botellas de alcohol. Un arsenal de productos por los que, según diversos medios de comunicación, se pagaron alrededor de 18.000 euros.