Va a estrenar en el Teatro de la Estación de Zaragoza su reciente Premio Max a la mejor bailarina principal, ya que cuando se lo concedieron se encontraba en Helsinki. ¿Va a sentir algo especial?

Siempre tienes presente esa responsabilidad de darlo todo en el escenario. Aparte, nuestros días son como los toros al torero, nunca sabemos cómo pueden salir. Pero sí que, con este reconocimiento, te sientes reconfortada, algo más fuerte y tomas más conciencia de tu posición.

El flamenco estuvo muy presente en estos recientes Max...

Estoy súper contenta de ello, sobre todo para que se tenga un poco de conciencia en este país de lo importante que es este arte y no infravalorarlo. A nivel internacional hay una gran demanda, la gente no tiene duda de que se trata de un arte vivo y una danza que esta a la altura de cualquiera. En España ha pasado unos años en un segundo lugar por desconocimiento.

Viene a Zaragoza con una versión reducida de su ‘Flamenco. Untitled’. ¿Con qué se va a encontrar el público?

Es un espectáculo que he adaptado a una sala pequeña, muy íntimo. Yo lo resumo como un espectáculo en el que se va a ver el hueso puro y desnudo del flamenco, con Antonia Jiménez a la guitarra, muy exquisita y especial; el cante de Luis Miguel Ortega, uno de los cantadores de nueva generación que tiene mucho que decir y mi baile.

A los profanos en la materia les puede sorprender la presencia de una mujer a la guitarra...

Llama la atención porque no es una cosa habitual. Curiosamente, en principio, eran ellas las que tocaban la guitarra. Antonia es un caso especial, una intérprete que está en primera línea y se nota que es una mujer. Para mí, y es un criterio muy personal, tiene una sensibilidad especial en sus manos.

¿Vamos a ver muchos palos del flamenco? porque les da a todos...

La verdad es que sí, porque es un espectáculo bastante sencillo pero completo. Hay verdiales con alguna mezcla de estilo folclórico, y seguiriyas, alegrías y cantiñas. Además, Antonia interpreta dos solos musicales preciosos y escuchar una voz joven al aire es algo también muy profundo.

Se cuenta que siente predilección por el taranto...

El taranto es para mí muy especial y lo he estado trabajando mucho tiempo, sobre todo para el espectáculo por el que he recibido el Max, ‘Pisadas’. Lo siento de una manera racial, primitiva y esencial. Arranca lo más visceral de mí. La verdad es que me identifico mucho con este palo, pero el flamenco tiene un abanico tan grande y variopinto que es imposible quedarse solo con uno. También depende mucho de tu estado de ánimo en cada momento.

Ha colaborado con el bailarín aragonés Miguel Ángel Berna...

Participé en su espectáculo ‘Encuentros’. Le sigo porque investiga sobre el flamenco y hace una fusión interesante con la jota aragonesa, que me parece una genialidad. Para mí es un Quijote de la danza, porque hace cosas con las que nadie se atreve.