En el buen camino

El estado actual del Zaragoza reúne diferentes variables (juego, matemáticas, motivación...) que alimentan el optimismo.

La plantilla del Real Zaragoza, reunida al comienzo del entrenamiento de ayer.
En el buen camino
Aránzazu Navarro

El último mes ha devuelto el color al Real Zaragoza. Una dinámica de ocho puntos de doce posibles, con victorias en casa contra Numancia y Albacete y empates fuera frente a escollos mayores como Ponferradina y Girona, ha situado al equipo aragonés en un ventajoso escenario en la carrera por la sexta posición y el derecho a jugarse el ascenso en la promoción. Todo está en su mano, y eso es un privilegio imborrable cuando la temporada regular se adentra en sus cuatro jornadas decisivas. El Zaragoza ya maneja un ramillete de certezas. Por ejemplo, se ha aclarado el rostro de sus rivales directos. Después de dos meses rodeado por un avispero de equipos, la última jornada ha reducido la amenaza a Llagostera, Ponferradina y Alavés. Esa terna aspirante se encuentra ahora en un radio de 4 y 5 puntos de distancia (contando los desempate por golaveraje particular en caso de igualdad a puntos). Ya descolgados, con una desventaja que se antoja definitiva (al menos seis puntos), aparecen Alcorcón, Leganés, Numancia... También conoce el Zaragoza que Alavés y Llagostera poseen un calendario, como mínimo, tan enrevesado como el suyo reciente, con Girona, Valladolid o Las Palmas como adversarios.


En el vestuario de Ranko Popovic, aunque no se enseñe la calculadora, también cala ya la convicción sobre un pronóstico: si el Zaragoza asegura la victoria en sus dos partidos de La Romareda, suma seis puntos más y sube hasta los 63, obligará a sus tres perseguidores a no perder ninguno de sus partidos. El Llagostera deberá facturar, al menos, 10 puntos de 12 posibles. El Alavés, también. Y la Ponferradina aún quedará más exigida, forzada a un pleno de cuatro victorias en las cuatro últimas jornadas. El Zaragoza tiene así una destacada ventaja en las matemáticas.


Todo este cóctel aritmético sopla a su favor, pero también lo hace su dinámica de juego. El Zaragoza ha crecido con constancia en el último mes. Su línea de progreso se subraya con que cada partido es ligeramente superior al anterior. Esta inercia expansiva no solo puede resultar determinante para la caza y captura de la sexta plaza, sino que puede actuar como puntual combustible en el hipotético ‘play off’. Entonces, en la severidad de las eliminatorias cara a cara, servirá más el momento presente que los resultados pasados.


También el estado emocional juega tanto a estas alturas como la táctica y la estrategia. En estadios decisivos de la temporada, como el actual, el esplendor anímico es un elemento competitivo esencial. Entre los jugadores del Real Zaragoza, el factor motivacional está en uno de los puntos más altos gracias a todo lo comentado: el viento favorable de los resultados, la progresión en el fútbol, la proximidad de la meta...


Rubén González, uno de los puntales del vestuario, se explicó en esos términos ayer: "La confianza, como siempre digo, es muy importante. Tal y como han transcurrido las últimas jornadas se ve un grupo unido, un equipo con empaque... Todos sabemos qué hacer y cómo hacerlo. Esto ha ayudado a que ahora tengamos fuerza e ilusión en el tramo final de la competición".


En todo caso, el central gallego, ejerciendo la portavocía de la plantilla, subrayó una cuestión: "Si ganan todos los demás, no nos sirven los seis puntos. Lo que hay que ganar son los puntos contra el Mirandés. Luego, ya veremos cuántos hacen falta. Las calculadoras, a veces, no resultan. Ya veremos. La Ponferradina ha estado arriba todo el año. El Llagostera lleva una segunda vuelta espectacular. Y el Alavés lleva una progresión ascendente. Pero el mayor rival somos nosotros mismos. Tenemos la sexta plaza, si hacemos nuestro trabajo bien, no hay que mirar a los demás".