El Estadio Nacional de Santiago se vestirá de gala para el primer partido del torneo de selecciones más antiguo del mundo, que enfrentará a dos de los tres combinados sudamericanos –el otro es Venezuela– que no lo han ganado en ninguna de las 43 ediciones disputadas hasta ahora.

La inauguración reunirá a diez selecciones de Sudamérica, más los invitados México y Jamaica. Argentina parte como eterna favorita, aunque no gana el título desde 1993. Ahora puede volver a liderar el palmarés histórico con 15 coronas continentales junto a Uruguay, un clásico rival que le arrebató el título en casa a la albiceleste en la anterior edición, en 2011.

Pero el ambiente social no es precisamente de fiesta en Chile. Profesores en huelga indefinida, estudiantes en pie de guerra por una mejor educación pública y conductores del transporte que abogan por aumentos salariales caldean el país estos días.

Ayer mismo, una huelga de chóferes de una de las empresas del transporte público de Santiago de Chile generó trastornos en el tráfico de la capital, con atascos, retrasos en la circulación de autobuses y aglomeraciones en las principales estaciones del metro. Las autoridades confirmaron un plan en caso de que se prolongue la manifestación durante el desarrollo del torneo. "Hay un plan de contingencia optativo respecto a la Copa América y se va a ver reforzado", aseguró el gobernador del Santiago, Claudio Orrego.

En las afueras de la concentración de Chile, mientras tanto, un centenar de maestros –cuyo gremio inició hace diez días una huelga indefinida– protestaron con ruidosas ‘vuvuzelas’, silbatos y gritos en contra del plan de carrera docente que lleva adelante el gobierno de Michelle Bachelet. Además, los estudiantes están movilizados para exigir educación pública, gratuita y de calidad,