Una Universidad para todas las edades

El pasado, presente y futuro de la Biblioteca de Aragón se recordó ayer con motivo de su 25 aniversario.

José Luis Marquina, Trinidad Ruiz, Palmira Vicente, Concha Vilariño, Hipólito Gómez de las Roces y José Luis de Arce, en la Biblioteca de Aragón.
José Luis Marquina, Trinidad Ruiz, Palmira Vicente, Concha Vilariño, Hipólito Gómez de las Roces y José Luis de Arce, en la Biblioteca de Aragón.
Asier alcort

Hipólito Gómez de las Roces intervino ayer en la mesa redonda que recordó los 25 años de la Biblioteca de Aragón, en el centro de Zaragoza, y dejó unas cuantas perlas. Insinuó, por ejemplo, que el Paraíso no debía contar con biblioteca y por eso Adán y Eva, aburridos, debieron abandonarlo. "Los libros son una necesidad ecuménica, un casi milagro de la mente humana", prosiguió, para terminar asegurando que "esta casa es una universidad para todas las edades".


A Gómez de las Roces se refirió su actual director, José Luis Marquina, recordando que la inauguró y 25 años después "sigue siendo uno de sus fieles defensores"; tanto que cuando habló con él para invitarle le reconoció que "lo único que sentía era no haber levantado otra igual". Estas bodas de plata, de hecho, han puesto de manifiesto que el "contenedor" prácticamente está al límite de su capacidad. "Ya no caben más libros", aseguró el director, apuntando la necesidad de separar los espacios de biblioteca regional y pública.


El acto lo presentó Palmira Vicente, que asistió representando a la consejera Dolores Serrat. En su intervención puso el acento en el trabajo de los bibliotecarios y del resto de los empleados. Casi todos los ponentes tuvieron un recuerdo especial para Joaquín Mateo, el primer director, y para Remedios Moralejo, presente en la sala.


Concha Vilariño, de la Subdirección General de Coordinación Bibliotecaria, realizó un repaso histórico, pero también habló de presente y futuro. Ofreció cifras que avalan su servicio público "como las 500.000 visitas que ha recibido en los últimos años". Y se refirió a los nuevos retos y, en concreto, al servicio de préstamo de libro digital, "que da pasos lentos pero no va a dejar de crecer".


José Luis de Arce se sumó al homenaje representando a la entidad que desde el principio apoyó la labor de la Biblioteca de Aragón: la Asociación Aragonesa de Amigos del Libro, algunos de cuyos miembros, como Eugenio Mateo o José María Hernández, también asistieron.


La guinda llegó por partida doble, ya que fue Ángel Guinda el poeta que cerró el acto. Bueno, más bien fue la editora Trinidad Ruiz quien leyó un escrito suyo ya que él no pudo asistir. Recordó su condición de "ratón de biblioteca" y sus visitas, sobre todo, a la de Santa Teresa. "Si no hubiese sido escritor, me habría gustado ser bibliotecario", dijo Trinidad en su nombre. Qué mejor homenaje a esta biblioteca y a esta profesión.

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