El verano asfixiará a la Grecia de Tsipras

El Gobierno de Syriza, casi sin dinero, deberá pagar entre junio y septiembre 20.810 millones a sus principales acreedores

La canciller alemana con el presidente griego el día 22 en Riga.
El verano asfixiará a la Grecia de Tsipras
A. Jocard/AFP

El verano se prevé tan caluroso en Grecia que solo un milagro salvará al Gobierno de Alexis Tsipras de hincar la rodilla asfixiado por la ingente cantidad de pagos que debe asumir entre junio y septiembre con el FMI, el BCE, acreedores privados y el BEI. En total, 20.810 millones de euros. Un mundo. O hay un acuerdo inminente entre Atenas y la troika –ahora llamado Grupo de Bruselas– o Grecia se enfrentará a un impago, a un ‘default’ sin precedentes y de incalculables consecuencias internacionales. Ya han sido varios los ‘match balls’ superados en las últimas semanas con un esfuerzo enorme, pero el problema para Tsipras es que lo peor, su particular infierno, está todavía por llegar. El 5 de junio, días después de pagar unos 2.600 millones en salarios y pensiones, el FMI llamará a su puerta para reclamarle otros 301 millones. El día 12, 339; el 16, 565; el 19, 339 millones. Son cifras, hechos, que quizá obliguen a Syriza a replantearse esas líneas rojas inamovibles.


Todo es posible. Todo. "Solo contemplamos un escenario de acuerdo, pero el tiempo pasa, casi nada se mueve y el tema está muy pero que muy difícil", confesaba a un reducido grupo de periodistas un alto cargo comunitario esta misma semana en Bruselas. "Fíjense en el comunicado del Eurogrupo. Sólo unas líneas para decir que el ambiente ha mejorado en los últimos días y poco más. Ni rastro de un mínimo acuerdo cuando el tiempo se agota y la liquidez del Gobierno griego es la que es", apostilló.


¿Qué pasará? Nadie lo sabe. Alexis Tsipras está estirando la cuerda hasta límites desconocidos. Tanto, que podría romperse en cualquier momento y por el peor de los extremos, el de los depositantes helenos. Porque la posibilidad de se produzca un corralito como el que el Eurogrupo aprobó en el rescate de Chipre para evitar una fuga masiva de capitales cobra cada día más fuerza. Y ahora, sí que sí, el 5 de junio aparece como la nueva fecha clave que puede desencadenar el abismo del ‘default’ o un principio de acuerdo.


De ahí esa suerte de ultimátum de "un par de semanas" que el pasado lunes dio en Bruselas el ministro de Finanzas griego, Yanis Varoufakis, tras reunirse con sus colegas del euro. "La liquidez es un asunto terriblemente urgente", proclamó. Un apunte. El día 5 es viernes. Dicho de otro modo, el sábado estarán cerrados los bancos, un condicionante clave para tomar medidas excepcionales.


Los ases se han gastado. Ya no basta con la menguante recaudación tributaria. Primero, se recurrió a fondos de pensiones, sanitarios o sociedades públicas. Más tarde se confiscaron fondos municipales por decreto para poder disponer de efectivo con el que mantener a flote el Estado -muchos ayuntamientos se han negado- y ahora, la última maniobra ha sido usar un desconocido fondo de emergencia que Grecia tenía en el FMI para pagar, precisamente, los 750 millones que abonó al FMI el lunes, con 24 horas de antelación.


Todas las miradas están puestas en el 5 de junio. "Para principios tenemos que llegar a conclusiones, para bien o para mal", asegura un alto funcionario del Eurogrupo. Grecia piensa lo mismo. Su objetivo es alcanzar un principio de acuerdo "para finales de mayo", lo que obligaría a convocar un Eurogrupo extraordinario ya que la próxima cita no está prevista hasta el 18 de junio en Luxemburgo. Demasiado tiempo para una economía tan endeble y con un calendario de pagos tan endemoniado en las próximas semanas.


"Terriblemente urgente"


En junio, deberá devolver 1.544 millones al FMI y afrontar otros 5.200 en vencimientos de Letras. Pero es que en el hipotético caso de que Grecia consiguiese salir viva de junio, en julio los vencimientos serán de 3.000 millones y los pagos del BCE de 3.457 –hay otros 3.188 previstos en agosto–. Ahora se entiende por qué Varoufakis se empeñaba en pedir una reestructuración de deuda que la troika no aceptará sin alcanzar primero un acuerdo sobre la lista de reformas estructurales que deberá acometer el país. Ya nadie se fía de Grecia y menos después de dos rescates por valor de 240.000 millones. Así que los países del euro ya han marcado las condiciones: solo habrá más dinero a cambio de reformas que se plasmen por escrito.


El ‘chicken game’, el juego del gallina, continúa. Nadie levanta el pie del acelerador y Tsipras aún cree posible alcanzar un acuerdo político de máximos para evitar el desastre. Lo intenta en cada cumbre de jefes de Estado y de gobierno, y volverá a intentarlo la semana que viene en Riga en los márgenes de la cumbre del Partenariado Oriental. Tsipras confía en la magia de las noches comunitarias, esas que siempre deparan una solución cuando en el último segundo. Pero esta, advierten fuentes comunitarias, será diferente. "Y Grecia lo sabe perfectamente", apostillan.


El 30 de junio acaba la prórroga de cuatro meses otorgada en febrero por el Eurogrupo para mantener vivo el segundo rescate y por ende, los 7.200 millones aún pendientes de desbloquear. Si llega el acuerdo, el BCE también podría abrir el grifo y permitir al Gobierno heleno elevar el techo de emisión de deuda soberana para que sus bancos ‘financien’ al Estado. Es vital para Grecia.


Pero el problema no será el acuerdo sobre el segundo rescate, sino sobre el tercero, sobre qué pasará a partir del 1 de julio. A partir de aquí y en lo que resta de 2015, le quedará por pagar 17.123 millones. Y sin ayuda...