Hasta ahora el FMI era uno de los organismos más cautos respecto a la recuperación de España. Sin embargo, ayer le tocó seguir los pasos de las demás instituciones y revisó al alza sus previsiones. Y lo hizo con fuerza hasta estimar un crecimiento de la economía española del 2,5% del PIB para 2015, lo que supone un serio incremento de cinco décimas respecto a sus proyecciones de hace tan solo tres meses. De hecho, es la mayor subida de un país desarrollado que recoge este informe de actualización de previsiones. Además, el organismo que dirige Christine Lagarde también elevó dos décimas el crecimiento de España en 2016, hasta situarlo en el 2%.

La nueva previsión para España del FMI va en la línea de lo apuntado por el Gobierno, que habla de un crecimiento superior al 2,4% –el ministro Luis de Guindos dijo que llegar al 3% "no era descabellado"– o del 2,3% estimado por la Comisión Europea. Sin embargo, todavía está lejos del 2,8% que el Banco de España señaló para este año. En cualquier caso, el 2,5% previsto por el Fondo Monetario supone el mayor crecimiento de las principales economías de la zona del euro, cuya media es el 1,5%. Supera a la fiable Alemania (1,6%), a la dubitativa Francia (1,2%) y a la renqueante Italia (0,5%) y solo es superado entre los países desarrollados por el 2,7% de Reino Unido y el 3,1% de Estados Unidos.

En este sentido, el FMI volvió a señalar a la eurozona como enfermo al no terminar de despegar. Así, insistió en que tuvo una actividad "más débil de lo esperado" en 2014, salvo en España, Alemania e Irlanda. En especial resaltó la desaceleración de la inversión privada debido a la "debilidad económica persistente" y a la "incertidumbre política", en referencia a las negociaciones de Grecia con el Eurogrupo. Además, en su informe el organismo también apuntó a otros problemas como las "ajustadas condiciones de crédito", es decir, la incapacidad de los bancos de conceder créditos. Y es que el FMI recordó que el año pasado el BCE bajó los tipos de interés a un mínimo histórico con el objetivo de incentivar el crédito productivo. Sin embargo, los bancos optaron por sanear sus balances por los efectos de la crisis de la deuda y las nuevas políticas con respecto a las reservas los obligó a aumentar el capital propio, lo que impidió que realizaran préstamos.

En cualquier caso, el organismo señaló también aspectos positivos que han contribuido a que la zona euro se aleje de la temida recesión como son la caída del precio del petróleo y la depreciación del euro. De hecho, el FMI aplaudió las medidas puestas en marcha por el BCE, como la compra de deuda y bonos que ha permitido "la depreciación del euro principalmente frente al dólar" en un 5% desde octubre.

De esta forma, el organismo consideró que las perspectivas a medio plazo para la zona euro son de un "crecimiento modesto" y una inflación moderada como consecuencia del elevado endeudamiento de muchas economías y al alto desempleo. En este apartado España vuelve suspender con creces a pesar de mejorar en las previsiones. Y es que el FMI prevé que la tasa de paro acabe este año en el 22,6% –lo que supondría que el Gobierno acabaría la legislatura con el mismo desempleo con el que la empezó– y baje mínimamente al 21,1% en 2016. Cifras que doblan la media comunitaria (11,1% en 2015) y que solo son superadas por Grecia.

En cuanto a la evolución de la inflación sus previsiones son un poco más pesimistas que las de otros organismos. Así, estima que la media del año se situará en el -0,7% en 2015, lo que supone la tasa más baja de todos los países de la zona euro. De hecho, la media comunitaria es del 0,1%. Por su parte, el FMI considera que los precios se recuperarán en 2016 hasta alcanzar en España una tasa positiva del 0,7%.