La comicteca errante

Tras los muros de las casas se esconden objetos de incalculable valor sentimental o material, fruto apasionado del coleccionismo. El amante de la lectura y del libro, el bibliófilo, acumula en sus estanterías títulos con celoso cuidado, o en un caótico desorden. Cuando hablamos de bibliófilos e imaginamos sus colecciones tendemos a recrear bibliotecas en las que encontraríamos las primeras ediciones de los genios de la literatura universal o en las que no faltarían un sinfín de títulos de la literatura contemporánea. Quizá esa falta de imaginación se deba a que el cómic fue considerado como un subproducto cultural o un género menor dentro de la literatura o del arte. Pero el coleccionismo de cómics es, sin duda, uno de los tipos de bibliofilia más importantes que existe.

Son muchos los ejemplos de bibliotecas de cómics de personajes mediáticos y famosos como Santiago Segura o Nicolas Cage. Y seguro que todos conocemos a poseedores de grandes bibliotecas. Pero como ocurre en otros casos, hay lectores anónimos que atesoran interesantes colecciones.

Es el caso de Ángel de Miguel, que comenzó a comprar tebeos en edad temprana y que, como afirma el escritor José María Conget en su ensayo ‘El olor de los tebeos’, "nunca pasé de los tebeos a los libros; simultaneaba la lectura de ambos y aún lo sigo haciendo". La biblioteca de Ángel de Miguel consta de unos 4.000 títulos entre colecciones de cómics y novela gráfica. La biblioteca podría ser mucho más extensa pero la vida laboral de su padre, médico rural, hizo que en cada traslado se quedasen por el camino aquellas primeras colecciones del ‘Capitán Trueno’ o de ‘Hazañas Bélicas’, o cómics que después ha buscado en rastros como el mercado de Sant Antoni de Barcelona, donde de nuevo pudo comprar el tomo ‘Somos la Patrulla X’, de los episodios completos inéditos de la Patrulla X, que en los años 70 editaba en España Ediciones Vértice. Su pasión nace con la lectura de las colecciones ‘Dumbo’ y se sigue alimentando con la de las ‘Joyas Literarias Juveniles’, recopilación de las adaptaciones a historieta que la editorial Bruguera comenzó a publicar en 1967, de clásicos de la literatura. Una manera de acercarse a Julio Verne, Charles Dickens o Robert Louis Stevenson. Pronto los superhéroes comienzan a formar parte de las estanterías y en el casillero de la librería Taj Mahal de Zaragoza siempre le aguardaban nuevos números. Un coleccionista "completista" que trata de que no le falte ninguno de los fascículos de las colecciones que inicia. Conforme va creciendo en edad aparecen nuevos gustos y con Jiro Taniguchi, Osamu Tezuka y Naoki Urasawa abre hueco al mundo manga.

La novela gráfica por supuesto también tiene cabida y el género crece exponencialmente cada semana, lo que obligó a Ángel de Miguel a un nuevo traslado de la biblioteca. Esta vez los superhéroes, los don Mickey y los viejos números de ediciones Surco o de revistas como ‘Flechas y Pelayos’ tomaron rumbo de Zaragoza a una casa con más espacio en las Cinco Villas. Allí permanecen catalogados, mimados y embolsados. Con desecantes diseminados por el suelo de la habitación para que la humedad no les afecte.

Educativa, aragonesa, actual

Ángel de Miguel es profesor de Matemáticas e Informática y en los últimos años la obsesión de este coleccionista de cómics ha sido encontrar la fórmula que permita introducir el cómic en la escuela como vehículo para el aprendizaje. Muestra en su biblioteca una selección de títulos de distinta temática que le ayudan en su objetivo. ‘Logicomix’, la apasionante búsqueda de los Fundamentos de las Matemáticas por Bertrand Russell; ‘Cosmicómic. El descubrimiento del Big Ban ’, sobre la expansión del universo; ‘Feynman’, sobre la vida Reichard Feynamann, uno de los científicos más brillantes de la historia; ‘Dublinés’, una biografía de James Joyce, o el archiconocido ‘Maus. Relato de un superviviente’, que nos muestra todo el horror del holocausto judío. Este interés entre unir educación y cómic le llevó a abrir el blog tebeosparatodos.

De Miguel sigue atento la evolución del cómic aragonés y no le faltan fanzines como ‘Hotel Safari’ o ‘Thermozero’. Ni libros como ‘Cenizas’, de Álvaro Ortiz Albero, o el recientemente publicado ‘Veo por ti’, de Chema Cebolla y Roberto Malo, una de las últimas adquisiciones junto a ‘La balada del norte’, del asturiano Alfonso Zapico, o ‘El paseo de los sueños’, del belga afincado en España, Zidrou, con dibujos de la ilustradora guipuzcoana Mai Egurza.

La biblioteca de Ángel de Miguel, como la de cualquier bibliófilo, nos habla también de las aficiones de su propietario. Así, diferentes historietas se cuelan entre los Batman, Superman, Vengadores o Daredevil. Ahí están ‘El gourmet solitario’ o ‘A comer y beber’, que nos acercan el mundo de la cocina; o esos otros que nos hablan del arte y el mundo asiático como ‘Hokusai’, en el que Shotaro Ishinomori cuenta la vida del influyente pintor japonés.

Y aunque este particular coleccionista dice no ser un estudioso de la historieta, los libros teóricos sobre el cómic abundan y no pierde ocasión para que ejemplares que ya forman parte de la historia del cómic y de la ilustración tengan sitio en las estanterías. La vista se pierde ojeando publicaciones de Ediciones Cliper, Maga, Novaro o Ibero Mundial de Ediciones. Gusta tocar los viejos ‘TBO’, ‘Mis chicas’, ‘Florita, revista para niñas’ o ‘Claro de luna. Revista juvenil femenina‘.

Como cualquier apasionado por este mundo guarda también originales de ilustradores. Hojas sueltas con dibujos dedicados asoman entre las páginas de los cómics, o libretas llenas de dedicatorias de alguna de sus visitas al Salón del Cómic de Barcelona o al de Zaragoza.

La biblioteca crece ahora en otro sentido. Conquista territorio en el cuarto de uno de sus hijos, que con entidad propia comienza ya su propia colección. La continuidad está asegurada.