Félix Carrasquer y la pedagogía libertaria

Autodidacta, anarquista y natural de Albalate de Cinca, Carrasquer es uno de ?los educadores aragoneses más importantes del siglo XX.

Retrato de Carrasquer
Félix Carrasquer y la pedagogía libertaria
Archivo

Resulta paradójico afirmar que alguien que solo fue a la escuela tres días en toda su vida –huyó la primera vez que el maestro quiso pegarle– sea uno de los educadores aragoneses más importantes del siglo XX. Ese es el caso de Félix Carrasquer Launed –Albalate de Cinca, 1905–Thil (Francia), 1993–. A los 14 años, cuando había leído la treintena de libros que formaban la biblioteca de su padre, secretario del Ayuntamiento, y después de escuchar todas las historias que los viejos del lugar conocían, decidió marcharse a Barcelona para hacer su mundo más grande. Se colocó en un horno de pan porque ese oficio le dejaba mucho tiempo libre para la lectura. Descubrió las librerías de lance de las inmediaciones del cuartel de las Atarazanas. Comenzó leyendo Literatura, luego pasó a la Filosofía y a la Historia y, finalmente, devoró todos los libros que encontró sobre Pedagogía. En aquel momento ya había abrazado el credo anarquista y estaba convencido de que la auténtica revolución había que hacerla mediante la educación en el corazón del ser humano. Se planteó estudiar Magisterio, pero le bastó consultar el plan de estudios para concluir que ya sabía todo lo que podían enseñarle en la Escuela Normal. Se quedó ciego cuando tenía 27 años, pero nada le impidió perseguir sus sueños. Después de la Guerra Civil se exilió en Francia. Padeció el rigor de los campos de refugiados.

En 1944 volvió a España, aceptó cargos orgánicos en la CNT clandestina, fue detenido en varias ocasiones y durante trece años sufrió los rigores de las cárceles.


Sus proyectos educativos


En 1929 Félix Carrasquer reunió a los jóvenes más inquietos de Albalate y fundó un grupo cultural que transformó la vida del pueblo. En 1935 diseñó la Escuela Eliseo Reclus, que abrió sus puertas en la calle Vallespir de Barcelona. Allí trabajaron los cuatro hermanos Carrasquer –Félix, José, Francisco y Presen–. Durante la Guerra Civil, en Monzón, dirigió la Escuela de Militantes de Aragón, un centro destinado a la formación de los dinamizadores de las colectividades que se habían organizado en Aragón. Además, dio centenares de charlas en las cárceles, en los campos de refugiados y, después de la muerte del general Franco, en ateneos, escuelas y bibliotecas de todo el Estado. En todas sus propuestas combinaba los principios de la pedagogía libertaria, las ideas de la Escuela Nueva y la metodología de la imprenta Freinet.