Arqueología con drones

Una nueva forma de hacer arqueología se está abriendo paso entre los investigadores. Cada vez es más frecuente el uso de tecnologías como los drones con sensores infrarrojos.

Cartografía en 3D elaborada con imágenes tomadas por drones, georrádar, técnicas de realidad virtual, sensores térmicos y multiespectrales... La arqueología tradicional está experimentando vertiginosos cambios de la mano de las nuevas tecnologías, y uno de los líderes de la revolución en marcha es la empresa zaragozana Tecnitop. Yacimientos como el de Nuestra Señora del Pueyo, en Belchite, se han beneficiado ya de estas técnicas; pero la demanda, cada día, es superior.


Tecnitop nació en 2007 gracias al programa Spin-Off de la Universidad de Zaragoza, uniendo los esfuerzos y saberes de varios investigadores de los departamentos de Ciencias de la Antigüedad y de Ingeniería de Diseño y Fabricación. Centrada en la generación y análisis de modelos tridimensionales topográficos de cualquier tamaño y a cualquier resolución, tanto en el patrimonio cultural como en la ingeniería e industria, hasta ahora ha realizado escaneados tridimensionales de monumentos y edificios como el Palazzo Vecchio de Florencia, La Piedad del Valle de Los Caídos, varias centrales nucleares de nuestro país o el Salon Noir de la cueva rupestre de Niaux, en Francia.


Cada vez es más frecuente ver drones sobrevolando los yacimientos. Pero, ¿qué se puede conseguir usando estos aparatos?


"Con una simple prospección aérea sobre cualquier yacimiento obtenemos una visión a vista de pájaro, que otorga otra perspectiva diferente al investigador –explica Angás–. Desde principios del siglo XX los arqueólogos mejoraron esta disciplina buscando la mejor posición y hora del día para percibir, mediante el crecimiento diferencial de la vegetación, dónde existían restos soterrados. La vegetación presenta diferente crecimiento en función de si está o no sobre estructuras enterradas. Las diferencias se pueden observar en el espectro visible, es decir, en la longitud de onda que ve el ser humano, mediante fotografía aérea". Pero resulta que el grado de humedad de una planta se manifiesta en longitudes de onda más altas, como son el infrarrojo cercano, el infrarrojo medio y térmico. Y al equipar los drones con sensores o cámaras que pueden captar estas longitudes de onda, se ofrece a los arqueólogos información de la que antes no disponían.


"Además, este proceso ha permitido disponer de una amplia gama de cámaras de alta resolución y de muy poco peso –añade Angás– que nos permiten fotografiar diariamente una excavación arqueológica, generar una ortofoto (imagen sobre la que se puede medir) o un modelo 3D del yacimiento arqueológico. Todo ello se traduce en una herramienta rápida, económica y, sobre todo, preventiva, que permite minimizar esfuerzos humanos y económicos".Técnica rápida y barata


El equipo lleva seis años investigando las posibilidades que aportan los drones.


"En el campo de la arqueología los utilizamos para topografiar el yacimiento, documentar los restos arqueológicos hallados y realizar modelos tridimensionales de lo que se ha conservado –añade Angás–. Este ha sido nuestro principal avance, ya que los drones nos permiten una rápida y barata documentación topográfica y fotográfica. Vimos que, cambiando de cámara (sensor) podíamos captar otras longitudes de onda, tal y como se estaba aplicando en la agricultura de precisión. La formación de una de nuestras investigadoras en el campo de la teledetección fue decisiva. Realizó el máster sobre SIG y teledetección que imparte el Departamento de Geografía de la Universidad de Zaragoza y, gracias a él, aprendió a postprocesar las imágenes y a valorar el potencial que esta técnica podría tener en arqueología".


El equipo multidisciplinar que realiza estas labores ha trabajado ya en yacimientos aragoneses como Los Collados (Jaulín), Morredón (Fréscano), Cabezo Morrudo (Rodén), Labitolosa (La Puebla de Castro), la presa romana de Muel y Valdeherrera (Calatayud).


En este último, y de la mano de los directores de las excavaciones, Manuel Martín-Bueno y Carlos Sáenz, es donde más tiempo lleva trabajando y donde mejores resultados ha obtenido. 

El reto para este 2015 consiste en aplicar las nuevas técnicas al estudio del arte rupestre. Tecnitop empezó el trabajo hace varios años y ya ha escaneado en 3D más de 70 cuevas y abrigos rupestres en Aragón, España y Francia.