Las apuestas deportivas se disparan más de un 52% en tan solo tres años

La facturación llega a los 37,6 millones y los empresarios destacan que aún no se ha tocado techo

La nueva modalidad de juego, regulada en 2011, y la bonificación fiscal logran frenar el cierre de locales

Las apuestas deportivas se han disparado más de un 52% en Aragón en tan solo tres años, convirtiéndose en la única modalidad de juego que no se ha hundido con la crisis económica. El Gobierno de Aragón autorizó su implantación en casinos, bingos y salones de juegos en la primavera de 2011 y desde entonces no ha parado de crecer, sin que los propios empresarios del sector se atrevan a decir cuándo tocará su techo. En 2012 se facturaron 24,6 millones de euros, al año siguiente subió a 27 millones y en 2014 se llegó a los 37,6. Este crecimiento ha ido a la par que aumentaba el número de terminales y de empresas licenciatarias.


Fuentes oficiales de la Consejería de Política Territorial y Régimen Interior señalaron que las apuestas aún deben consolidarse, al mismo tiempo que se amortizan las inversiones realizadas por los empresarios para adaptar sus locales. "Aún no ha tocado techo", añadieron.


Estas variables explican en buena medida la inusual unión de los empresarios del sector contra la propuesta de ampliar las apuestas deportivas a los bares y cafeterías de Aragón, que finalmente tuvo que paralizar el Gobierno PP-PAR el pasado miércoles ante la falta de acuerdo.


Las apuestas han logrado lo que parecía impensable hasta hace cuatro años, atraer a un tipo de jugador distinto, reducir la edad media y dar un barniz lúdico y de entretenimiento a un negocio que no goza precisamente de una buena imagen. Si en 2013 se registraron 5,3 millones de apuestas, el año pasado aumentaron hasta superar las 6,4. "Están concebidas para quedarte en el local y ver el partido al que has apostado. Es más entretenimiento y no tanto juego duro", señalaron las citadas fuentes de la DGA.


El presidente de la Asociación de Salones de Juego de Aragón, Raúl Rubio, explicó ayer a este diario que la nueva modalidad de juego representa en torno a un 15% de la facturación de los locales, "clave para que se puedan mantener en un momento tan delicado". Rubi señaló que las apuestas hacen más participativa la actividad y dan un componente mucho más lúdico al no depender las apuestas de una máquina. Además, el gasto medio por boleto se limita a cinco euros.


Rubio aseguró que la mayor caída de facturación se da en las máquinas recreativas, que sufren un franco declive. "El jugador se aburre, porque no puedes participar y se limita a meter monedas. El pinchazo es muy fuerte", agregó antes de apuntar que su número se ha reducido un tercio en la Comunidad desde que empezó la crisis, de 12.774 a 9.153.


Del pinchazo que vive el sector da buena muestra la evolución de los ingresos tributarios de la DGA en materia de juego en la última década: si en 2005 recaudó 74,5 millones de euros, la cifra no ha dejado de reducirse anualmente hasta los 44,5 millones de 2013. De hecho, en los últimos años han cerrado casi 40 negocios en Aragón y se han perdido más de un centenar de puestos de trabajo en un sector que emplea a unas 2.500 personas.


La caída se concentra especialmente en las salas de bingo. Si en 2005 garantizaban a la DGA unos ingresos de 40,6 millones, en 2013 se redujo la cifra a tan solo 14,4 millones. La facturación se puede decir que, literalmente, se ha derrumbado con la crisis. Si en 2008 se vendieron cartones por un importe de 174 millones, la cifra ya estaba muy por debajo de la mitad al cierre de 2014: 77,7 millones.


La situación ha llevado al Ejecutivo a introducir bonificaciones fiscales para intentar sostener los negocios. Con este fin, en la ley de medidas fiscales de este año se ha vuelto a reducir la tasa que se venía aplicando a los bingos para garantizar un mayor margen para dar premios, ya que el 55% de la recaudación iba a parar a las arcas públicas. También se ha decidido incentivar la creación de empleo reduciendo la penalización en las tasas en caso de despido. "Durante la época dura de la crisis ha permitido sostener los puestos de trabajo, pero ahora retrae a la hora de crearlo por el riesgo que suponía", señaló Rubio.