Cines que lo resisten todo

El cambio de sistema de proyección (y la inversión necesaria) no han podido con el puñado de salas que funcionan fuera de las capitales aragonesas.

Cines que lo resisten todo
Cines que lo resisten todo

Si el cine español entonaba el ‘Resistiré’ la semana pasada durante la gala de los Goya, los cines de muchas poblaciones aragonesas lo demuestran con cada nueva sesión. Salas como la de Zaidín, en una población que no llega a los 2.000 habitantes, mantienen el proyector encendido.


Desde el pasado mes de enero, los cines de estreno españoles ya solo utilizan el formato digital. Un cambio anunciado, pero que ha supuesto que los cines rurales tuvieran que hacer frente a un gran gasto para poder mantener sus puertas abiertas.

Los problemas no son solo para los municipios más pequeños. Sin cine estuvieron los vecinos de Calatayud durante varios meses, después de que la empresa que gestionaba el Teatro Capitol decidiese echar el cierre a principios del año pasado, puesto que tenían que asumir el cambio de sistema.


Sin embargo Calatayud no podía pasar sin su cine. “Es la cuarta ciudad de Aragón y es un servicio cultural esencial”, asegura la concejal de Cultura del municipio, Pilar Trell. Así que el Ayuntamiento se puso manos a la obra y, gracias a una subvención de la DPZ, hizo la conversión digital. Desde finales de diciembre la pantalla deja de estar en blanco cada fin de semana, con las últimas novedades de la cartelera. “Este fin de semana se estrena ‘50 sombras de Grey’ y la semana que viene estará ya en Calatayud”, asegura.


Por ahora, esta nueva etapa del está siendo un éxito, según indican desde el consistorio, y los bilbilitanos llenan la sala. Además disfrutar del séptimo arte, ayuda a todos. “Sirve para que se reactive el comercio, apoya a la hostelería y saca a la gente a la calle”, indica Trell.


No todos los cines han llegado a tiempo para la reconversión. Es el caso de La Almunia de Doña Godina, donde desde finales de diciembre no hay cine de estreno. El ‘apagón’ analógico le pilló todavía con el celuloide en los proyectores del Salón Blanco y desde entonces se proyectan DVDs para mantener la programación. “La parroquia, a la que pertenece el cine, y el Ayuntamiento están en negociaciones para cambiar el sistema y hacer obras”, explica José María Pemán, expresidente de la Asociación Florián Rey, que organiza el Festival de Cine de La Almunia.


A pesar de que las películas lleven meses en otras localidades, “no se ha notado mucho la diferencia”, asegura. Entre 20 y 30 personas acuden a cada sesión, “más o menos como antes, que ya no era mucho en una localidad de más de 7.000 habitantes”.

Cine a pesar de las dificultades

De la veintena de localidades aragonesas con su propio cine, la mitad están gestionadas por la misma empresa, Circuit Urgellenc. Ubicada en la localidad ilerdense de Penellas, da servicio a las salas de localidades como Alcorisa, Barbastro, Caspe, Sabiñánigo o Graus. “La primera fue la de Tamarite de Litera, en el año 1993 y luego se han ido incorporando las demás”, apunta Pere Aumedes, su gerente.


“El cine no es rentable en una localidad de menos de 15.000 habitantes”, asegura, y, además, “llenar las salas es imposible, porque suelen ser muy grandes, entre 300 y 500 localidades”. Así que para que se mantengan abiertos hay que agudizar el ingenio, “a base de programación muy actual en los municipios grandes como Barbastro; abonos, como en Tamarite o Sariñena, o sufragando el déficit los ayuntamientos”, explica Aumedes.


El cambio del cine en celuloide de 35 milímetros al formato digital que se ha realizado en la mayoría de los cines aragoneses ha permitido que los estrenos lleguen antes, una de las claves para evitar que los cinéfilos decidan coger el coche y buscar en las carteleras de las capitales de provincia. A pesar de ello, el gerente de esta distribuidora lamenta que “los jóvenes están desertando de las salas”. Sus mejores clientes son los mayores de 40 años y las familias con niños, algo que tienen en cuenta a la hora de programar.

Cerrados desde hace años

Algunas localidades aragonesas despidieron su cine ya hace años. Es el caso de Mallén, por ejemplo, donde una empresa se encargaba de convertir el anfiteatro de la Casa de la Cultura en una sala. Sin embargo, desde 2009 no hay proyecciones. “Dejó de haber público, así que no se ha pensado en retomar”, explica María José Caudevilla, técnico de Cultura del municipio.


Donde la vuelta del séptimo arte ha sido un éxito es en La Puebla de Híjar. Su cine, el Avenida, lleva desde los años 70 cerrado y su edificio, en ruinas. Pero la asociación Val de Zafán se ha empeñado en volver a encender el proyector, aunque sea con películas de reposición y solo algunos fines de semana al año. “Intentamos que coincida con alguna festividad, por ejemplo la última sesión fue el día de la Constitución”, explica su secretaria, Ana Asión. “La vuelta ha tenido muy buena acogida y en cada proyección suele haber 70 u 80 personas”, asegura.