Alemania y España tiran de una débil eurozona que espera el impulso de Juncker y el BCE

La economía germana se recupera al final de 2014 con un crecimiento del 0,7%, mientras Francia e Italia siguen débiles

La eurozona necesita como agua de mayo el manguerazo del Banco Central Europeo (BCE) y la puesta en marcha del plan inversor de al menos 315.000 millones de euros al que Jean-Claude Juncker, presidente de la Comisión, le ha prestado su apellido. Y claro, que la enésima tragedia griega no estalle por los aires. Sin esto, la economía de los 19 está abocada a permanecer en la UCI sine die.


Es verdad que se alimenta de forma autónoma, que respira sin necesidad de asistencia artificial, pero de ahí a recibir el alta definitiva va un abismo, una cura de realismo. Según el cálculo adelantado del cuarto trimestre de 2014 publicado ayer por Eurostat, la eurozona mantuvo la tónica habitual y creció el 0,3% respecto al trimestre precedente gracias al tirón de Alemania y España (ambas potencias lo hicieron al 0,7%), que contrarrestaron la atonía de Francia (0,1%) e Italia (0%).


Entre las sorpresas positivas destacó sin duda el avance alemán, que superó con creces las estimaciones de los propios expertos germanos. El país liderado por Angela Merkel venía de un segundo trimestre cerrado en negativo (-0,1%) y de un tercero muy similar salvado por los pelos al registrar un nimio 0,1%. Así que escuchar por boca de Eurostat ese 0,7% para cerrar el año ha sido música para los oídos de la cancillería federal, muy preocupada por el coste que las sanciones a Rusia estaba teniendo en el tejido empresarial. El optimismo es doble porque según la agencia estadística pública, Destatis, el inesperado aumento se debió "al repunte del consumo doméstico y la inversión".


Junto a Alemania, clave de bóveda de la estadística comunitaria al suponer un 30% del PIB de las 19 económicas del euro, la otra buena noticia llegó de España, que consolida la tendencia macroeconómica positiva registrada en el último año. Creció el 0,7%, dos décimas más que en el tercer y segundo trimestre, y cuatro más que el primero. Es la gran potencia de la moneda única que más crece y en el conjunto de los 19 sólo es superada por la pequeña Estonia, que registró el 1,1%.

Países en coma

Por contra, el vaso medio vacío volvió a ser sinónimo de Francia e Italia, nuevos quebraderos de cabeza de los garantes de la ortodoxia fiscal en la Comisión Europea. El país liderado por François Hollande, la segunda potencia del euro, creció el 0,1% entre octubre y diciembre, dos décimas menos que en el tercer trimestre. Italia, por su parte, sigue en coma. Cero. Lo positivo, que la tercera economía de la divisa común rompe la racha negativa de los dos últimos trimestres, en los que sufrió caídas del 0,2% y del 0,1%. Es el único consuelo de Mateo Renzi.


Del resto de grandes países, Bélgica sigue su particular travesía por el desierto (0,1%), Holanda parece recuperarse (0,5%) y Portugal sigue al alza (0,5%). Solo hay tres Estados de los 19 que cierran en negativo: Finlandia, que cae el 0,3%, y los rescatados Grecia (-0,2%) y Chipre (-0,7%). En lo referido a la UE, a los 28, la economía creció el 0,4% entre octubre y diciembre. Reino Unido sigue creciendo pero lo hizo al 0,5%, el porcentaje más bajo de todo el año.


Cuando la comparación se hace con el mismo trimestre del pasado año, la fotografía no varía demasiado. España es con creces la gran potencia de la moneda única que más crece al hacerlo al 2%, el doble que la media de la Eurozona (0,9%) y cinco décimas más que Alemania. Lo de Francia e Italia es realmente preocupante. Si la primera apenas registra un 0,3%, la segunda el -0,3%. Holanda cerró en el 1% y Bélgica, en el 0,9%. Finlandia, en negativo (-0,1%), como también Chipre (-1,9%). Por contra, Grecia registró un sorprendente 1,7%. La Unión Europea, por su parte, sí logró escalar en su conjunto hasta el 1,3% gracias al tirón de Reino Unido, que registró un envidiado 2,7%.