Más que un título en juego

La Super Bowl mide esta noche (0.00, C+) a los Seattle Seahawks, que quieren repetir triunfo de la mano del joven Wilson, con los New England Patriots de Tom Brady, que puede lograr su cuarto anillo de campeón.

Como cada año, llega el primer domingo de febrero y todo Estados Unidos y otras muchas partes del mundo se paralizan para presenciar la Super Bowl, la final de la liga de fútbol americano. Independientemente de los contendientes, la cita alcanza cifras récord en cada edición. Así, el encuentro de esta noche entre los Seattle Seahawks y los New England Patriots (0.00, C+) congregará ante los televisores a más de 140 millones de personas, se emitirá en directo en más de 50 países, los anuncios durante la retransmisión rondan los 4,5 millones de dólares por 30 segundos, y el precio de las entradas más baratas ya ha alcanzado los 8.000 euros en la reventa.


Lejos de esa locura numérica que rodea a este evento, en lo puramente deportivo cabe destacar que será un partido para la historia. Por un lado estarán los actuales campeones, unos Seahawks que de la mano del joven Russell Wilson aspiran a revalidar título. El ‘quarterback’ busca su segundo anillo en solo tres temporadas como profesional y encarna el cambio generacional que se está viviendo en la NFL (National Football League). Y si el año pasado los de Seattle tumbaron a los Broncos del mítico Peyton Manning, en esta ocasión tendrán enfrente a otro icono del fútbol americano: Tom Brady. El líder de los Patriots disputará su sexta final y busca su cuarto entorchado, algo sólo al alcance de leyendas de este deporte como Joe Montana o Terry Bradshaw.


El choque tiene tintes similares a la Super Bowl del año pasado. Uno de los mejores y más versátiles ataques de la competición, el de New England, se topa con la defensa más rocosa de la temporada, la de los Seahawks, liderada por una secundaria con nombre propio: la ‘Legion of Boom’. O lo que es lo mismo, un equipo como los Patriots, en el que Brady reparte juego con maestría entre su gran cuerpo de receptores y corredores, frente a un conjunto, el de Seattle, que se encomienda a la improvisación del atlético Wilson, a la contundencia de un corredor como ‘la Bestia’ Lynch, y a la capacidad de su defensa para tirar por tierra las embestidas rivales. El majestuoso estadio de la Universidad de Phoenix (feudo de los Arizona Cardinals) vivirá una nueva entrega del desafío entre un quarterback de la vieja escuela contra otro que lidera la nueva generación.


A los menos conocedores de este deporte quizá les importe más que la mítica actuación del descanso del encuentro correrá a cargo de Katy Perry y Lenny Kravitz. Pero a los amantes de la NFL, de los que hay muchos en España y en Zaragoza (donde varios locales se poblarán para ver el partido por televisión), les interesará lo que ocurra desde el ‘kick off’ inicial.


Esa batalla estratégica estará dirigida por los técnicos Pete Carroll (Seahawks) y Bill Belichick, que se da la circunstancia que fue quien le sustituyó al frente de los Patriots hace 15 años. Ellos serán las mentes pensantes, pero los protagonistas también tendrán nombres y apellidos en busca del trofeo Vince Lombardi. Así, Brady liderará a New England y tratará de apoyarse en receptores como Edelman, LaFell o Vereen y en el todopoderoso ‘tight end’ Rob Gronkowski. Sin olvidar el juego de carrera de los Patriots, en el que destaca el ‘repescado’ desde los Steelers, LeGarrette Blount, y el novato Gray.


Para frenar un ataque de esa dimensión hace falta una defensa de nivel, y Seattle la tiene. De hecho le valió para ganar la última Super Bowl. El ‘cornerback’ Richard Sherman volverá a ser una pesadilla para el pasador rival, mientras que Kam Chancellor aparece como el único capaz de frenar a Gronko. En cuanto a la ofensiva de los Seahawks, todo hace indicar que se basará en la habilidad para correr de su quarterback Russell Wilson, en la contundencia de Lynch en el juego terrestre y en las conexiones con el receptor Kearse.


Todo conjeturas, puesto que cualquier posesión, cualquier balón perdido o un insignificante ‘field goal’ (patada a palos) puede decidir este partido para la historia. De hecho, las tres finales ganadas por los Patriots con el tándem Brady-Belichick se decidieron por tres puntos. Tomen nota.